Abstract

En un artículo sobre El mayor monstruo del mundo, publicado en 1981 (BHS, 58, págs. 229-40), sugerí que, en la composición de este drama, Calderón había empleado la fórmula de la tragedia mixta, la cual puede ser definida como un tipo de obra dramática que, provocando temporalmente en el auditorio el efecto catártico, concluye por ser una demostración del poder y la justicia divinos. En este artículo me propongo ampliar el concepto de la tragedia mixta y aplicarlo a tres dramas de honor: El médico de su honra, A secreto agravio, secreta venganza y El pintor de su deshonra. Lo que intentaré demostrar es que en estos dramas coexisten dos interpretaciones, aparentemente irreconciliables, pero en realidad complementarias, que, partiendo de diferentes puntos de vista, ofrecen una visión trágica de la condición humana. Esta visión emerge del equilibrio que Calderón crea entre un mundo hostil, absurdo y cruel, percibido a través de la retórica de los personajes, y otro lógico, justo y harmonioso, como dirigido por la mano divina, que es columbrado por medios simbológicos y alegóricos. El espectador o lector ideal identificará estos dos mundos, alcanzará la doble interpretación que encierran estas obras, y conocerá, retrospectivamente, que la verdadera tragedia del hombre de honor consiste en esa ceguera intelectual que le impide descubrir la alternativa cristiana y le hace seguir un código social injusto que obedece hasta el heroísmo. Convertido en un personaje alienado y existencia), el héroe calderoniano rehúsa la cruz del ridículo y el ostracismo social y sufre en vano en defensa del sangriento dios del honor. (JMR)

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