Abstract

La tesis de este ensayo, que parte de una observación de M. Foucault, es la siguiente: La Comedia Nueva constituye uno de los lugares más privilegiados para discernir lo que Mary Anne McPherson Oliver ha denominado una "espiritualidad conyugal." Cotarelo y Mori ha señalado la importancia de las opiniones morales y teológicas del obispo agustino Fray Gaspar de Villarroel (m. después de 1659) en el debate sobre la licitud del teatro clásico, "por ser una de las poquísimas defensas que en aquel tiempo se hicieron de la literatura dramática." Fray Gaspar luchó contra el rigorismo moral del jesuita P. Pedro Puente Hurtado de Mendoza, entre otros, defendiendo de paso la esencia del estado matrimonial, que consiste en la "henosis, el juntar como una carne." Rechazando la proposición defendida por muchos teólogos y moralistas que todas las representaciones amatorias en el teatro eran torpes o deshonestas, Fray Gaspar defendió 1) la licitud de la Comedia y de su representación pública, 2) el estado moral indiferente del que escribía comedias, 3) la honestidad de los autores de comedias y de los comediantes (el no ser infames debido a su oficio), y, finalmente, 4) quiénes podían oír comedias, en qué locales y bajo qué circunstancias. Al defender "la fábula" dramática y su relación con el amor humano y sexual, al mismo tiempo este fraile hispanoamericano defendió el estado sagrado del matrimonio cristiano.

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