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UN TEXTO DE LOPE DE RUEDA: MADRIGALEJO, MOLINA Y EL ALGUACIL EN EL PASO CUARTO DEL REGISTRO DE REPRESENTANTES IGNACIO ARELLANO GRISO (Universidad de Navarra) En el paso cuarto del Registro de representantes de Lope de Rueda (publicado en Valencia, 1570, por Joan Timoneda), conocido habitualmente por el título de Los lacayos ladrones, que le dio Cayetano Alberto de la Barrera,1 hay un pasaje que viene planteando sistemáticamente una serie de problemas a los editores modernos, sin que hasta la fecha, que yo conozca, esté completamente dilucidado. La estructura básica del paso es un diálogo entre Madrigalejo, Molina y un Alguacil (también aparece un paje en escena). El primero es un ladronzuelo—no consta que sea lacayo2—, que aparece en escena echando fieros y amenazas contra alguien que supuestamente le ha ofendido:¡Renegó del gran Taborlán y de todos sus consortes y bien allegados, y de toda la canalla que rige y gobierna la infernal ísima barca del viejo carcomido Carón, que si entre las manos le tomo ad aquel que semejante palabra y afrenta de la boca se le soltó, si a puros papirotazos no le convierto el pellejo en pergamino virgen! Por lo que sigue sabemos que a Madrigalejo lo han sorprendido mientras intentaba robar una bolsa y lo han rechazado con rudas maneras, Ha165 166BCom, Vol. 57, No. 1 (2005) mandólo seguramente ladrón (que debe de ser la palabra afrentosa de la que se queja en su alegato). Molina ha presenciado el altercado y entabla conversación con Madrigalejo («Por cierto, ello fue palabra muy mal sonante, señor Madrigalejo»). El ladrón pregunta a su interlocutor el nombre y patria y sigue un diálogo en el que se recuerdan algunas aventuras de Madrigalejo, entre ellas un castigo que recibió en la ciudad de Granada, de donde es Molina, y que este recuerda haber visto cinco años atrás. Molina, por tanto, tiene alguna referencia de Madrigalejo, aunque su condici ón simplona no alcanza a protegerlo de una relación inconveniente y parece mostrar una actitud amistosa hacia el picaro, que solo le traerá problemas . En efecto, la conversación se interrumpe con la llegada de un alguacil acompañado de un paje, que vienen en busca del ladrón. Madrigalejo pide a Molina que le guarde un lío que trae y que abone su persona certificando que lo conoce y que es hombre de bien. Molina, el tonto, acepta. En el interrogatorio se descubre que a Madrigalejo le faltan las orejas, castigo habitual para los ladrones, pero él lo achaca disparatadamente a una herida recibida en la batalla de San Quintín, de la que trae testimonios , como los soldados, según afirma. El aguacil le solicita ver los testimonios y Madrigalejo, que sin duda trae una serie de papeles falsos en su faltriquera, saca un papel y lo entrega al alguacil. Este es el pasaje controvertido. En la edición de Timoneda, la primera y fuente de las posteriores, el texto es como sigue: ALGUACIL.- Enseña. MADRIGALEJO.- Tome, señor. ALGUACIL.- Señor Madrigal, hágame merced de venirse hacia l'Antigua, porque hagamos partición de aquella bolsa que sangramos a la frutera. ALGUACIL.- ¿Barbero sois de bolsas? ¡Teneldo bien! Y a esotro mirad lo que lleva debajo la capa. El texto, según acabo de transcribir, parece haber sufrido una deturpaci ón que los editores modernos intentan subsanar con variadas soluciones . Tal como se lee en la príncipe el alguacil tendría dos intervenciones seguidas y además se dirige a Madrigal reconociendo su complicidad en un robo hecho a una frutera. La reacción que expresa la intervención Arellano167 siguiente del mismo alguacil carece de sentido también con esta lectura.¿Cómo se han enfrentado los distintos editores a este pasaje? La opción más simple es imprimirlo como en la príncipe sin ninguna otra indicación ni hacerse ningún problema. En la edición de Taurus con prólogo de García Pavón (120), se mantiene el texto tal como lo imprime Timoneda, sin observación alguna. La mayoría...

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