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  • Las formas del vacío. La escritura del duelo en la poesía de Juan Gelman
  • Leonel Alvarado
Genevi ève Fabry , Las formas del vacío. La escritura del duelo en la poesía de Juan Gelman. Amsterdam: Rodopi. 2008. 329pp. ISBN 978-90-420-2474-8.

Como queda ampliamente demostrado en este libro, sin la experiencia del exilio y sin la tradición literaria universal en la que se reconoce, la poesía de Juan Gelman sería menos rica. Con él podría decirse que su obra 'padeció discursos mortíferos, tuvo que atravesarlos y no salió indemne, pero sí más rica' (297). La poesía quizá sea la ganancia mayor de tantas pérdidas: familia, compañeros, países, lenguas, culturas. Precisamente, el estudio de Geneviève Fabry busca demostrar la importancia de la experiencia de la pérdida en la obra de Gelman; propone que el elemento articulador de esa escritura es el duelo, en su doble acepción: como combate y como dolor; es decir, el duelo es lucha política, desde el territorio de la lengua, y agonía íntima. Seguramente, los estudiosos de la crítica gelmaneana estén familiarizados con el trabajo de Fabry, ya que, precisamente, el presente libro es el resultado de una recopilación de ensayos aparecidos en varios medios a lo largo de diez años. Quizá la novedad del libro resida en que la autora ha integrado el trabajo de tanto tiempo para que deje de estar, Gelman dixit, 'incompletamente'. En la introducción, Fabry insiste en que se trata de una lectura personal en la que su 'mundo afectivo e intelectual [...] opera como caja de resonancia' (18-19).

A partir de la experiencia del duelo, como eje relacionador, el libro se divide en tres capítulos. En el primero, que es el más breve, se explora, por una parte, la experiencia del duelo provocado por la desaparición de los compañeros de lucha, y, por otra, la idea de la poesía como espacio habitado por héroes revolucionarios. Como ocurre en los otros capítulos, el análisis se centra en poemas que ejemplifican cómo Gelman ha ido trabajando o, mejor dicho, laburando, como en un tango, para darle forma a estos vacíos; se cubre, de manera cronológica, un período que va de Gotán(1962) a Hacia el sur(1982), pasando por libros fundamentales como Cólera buey(1965-1971), Relaciones(1973) y Hechos(1980), entre otros; claro que no se incluyen todos los libros de esta época. Además, en este capítulo aparecen algunos de los elementos esenciales de la poética gelmaneana que Fabry desarrollará más adelante. Para el caso, se ve a Gelman como un gran interrogador, es decir, un poeta cargado de dudas que lo llevan a formular un sinnúmero de preguntas que busca responder; la pregunta se plantea no tanto como estrategia retórica, sino como interrogante vital frente a las experiencias trágicas que han marcado su vida. Esto lo lleva a asumir una autoridad simbólica que le permite expresar la memoria colectiva. Sin embargo, como lo ejemplifican algunos textos citados, Gelman cuestiona la autoridad asumida por el poeta a la hora de hablar del sufrimiento ajeno; para no monopolizar la verdad y la memoria colectivas, el poeta reconoce que su relación de los hechos es una forma de la verdad, no la única verdad; de ahí las interrogantes, la autocrítica, las dudas. El poeta no es el dueño absoluto de la verdad, aunque haya estado en el lugar de los hechos. Por lo tanto, no puede haber una voz homogénea, sino una relación polifónica, que en Gelman se manifiesta a través de una multiplicidad de nombres propios, sean reales o ficticios, que también caen en tela de juicio.

Fabry vuelve a este asunto en el segundo capítulo al hablar de la actitud antidiscursiva expresada en otros textos de Gelman. Cuando el poeta asume el papel de privilegiado, inmediatamente echa mano de la autocrítica, como el actor, diría Barthes, que se adelanta y...

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