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Reviewed by:
  • Arquitectónica de voces: Federico García Lorca y el Poema del cante jondo
  • Jonathan Mayhew
Keywords

Jonathan Mayhew, Christina Karageorgou-Bastea, Arquitectónica de voces: Federico García Lorca y el Poema del cante jondo

Christina Karageorgou-Bastea. Arquitectónica de voces: Federico García Lorca y el Poema del cante jondo. México: El Colegio de México, 2008. 240 pp.

¿Quién habla en la poesía de Lorca? En Poema del cante jondo, concretamente, el sujeto de la enunciación apenas tiene rasgos definitorios; el sujeto del enunciado, aún menos: en este poemario la primera persona del verbo solamente aparece de vez en cuando. La aproximación de Christina Karageorgou-Bastea al problema de la voz poética en esta obra, entonces, se enfrenta a un obstáculo ya desde el inicio. Lo que realmente le interesa a esta estudiosa, sin embargo, no es el escurridizo sujeto lírico lorquiano sino la postura estética de Lorca-autor frente a una tradición de poesía lírica con raíces en el romanticismo y el simbolismo. El yo lírico, para ella, "no es sólo una voz que canta, sino una fuerza que atraviesa los materiales poéticos por medio de su silencio, su memoria, su mirada, su gesto teatral" (11). El problema aquí es que el hablante lírico no se define como una "fuerza" difusa de este tipo, sino, rigurosamente, como el lugar, o más bien el posicionamiento, desde el cual se enuncia el discurso poético.

Partiendo de esta confusión terminológica, la profesora Karageorgou-Bastea divide la conciencia estética de Lorca en varias facetas: un Lorca-poeta descriptivo, un Lorca-cantor, un Lorca-dramaturgo, dialógico, otro Lorca-historiador:

A mi modo de ver, la especifidad de Lorca-artista es que atraviesa por los espacios creativos con certeza de insuficiencia, la cual no busca paliar sino poner de relieve. El poeta utiliza los componentes heteromorfos para resaltar carencias heredadas. Al llegar a esta posición ideológica, Lorca se ancla en la materia dispar: de ahí su necesidad de usar la referencia musical, cromática, gestual, la tradición oral y la historia.

(19) [End Page 109]

Expuesto de esta manera, el argumento no resulta plausible. ¿Cómo ver en los múltiples logros de la poesía lorquiana—su plasticidad visual y musical, su talento dramático, su resonancia histórica—evidencia de la insuficiencia de unas tradiciones heredadas? En este caso es mucho más convincente la conclusión contraria: que Lorca resalta la riqueza y no la pobreza de su "materia dispar", que no escribe para paliar ni para poner de relieve ninguna insuficiencia previa sino para llevar a cabo su propio proyecto de forma afirmativa.

Los cinco capítulos de Arquitectónica de voces exploran estos elementos "heteromorfos". Las "Conclusiones" del libro no son tales, sino un análisis poético en que se intenta una síntesis de los aspectos que el resto del estudio mantiene separados. Nos advierte la autora que el libro tiene sus orígenes en una tesis doctoral terminada hace varios años ya en México. Lamentablemente, el estudio sigue siendo mucho más disertación que monografía. El libro pone el dedo en la llaga al señalar algunos fallos de la crítica lorquiana, en particular su esencialismo. También acierta en algunos análisis poéticos, donde intenta poner a prueba sus teorías sobre la estética de Lorca. Asimismo, el énfasis en la heterogeneidad de las voces poéticas y dramáticas en la obra de Lorca podría ser beneficioso para los estudios lorquianos, tan apegados al autor empírico.

Otros aspectos del libro, no obstante, son menos convincentes. De la tesis doctoral se preservan los resúmenes de ideas ajenas, aun en los casos en que éstas arrojan poca luz sobre los argumentos del libro. La atención prestada al Poema del cante jondo, a la poesía de Lorca en sí, es mínima, en proporción con el número de páginas dedicadas a cuestiones sin relevancia directa: las teorías de Hayden...

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