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  • El lector de tabaquería. Historia de una tradición cubana
  • Jorge Camacho
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Jorge Camacho, Araceli Tinajero, El lector de tabaquería. Historia de una tradición cubana

Araceli Tinajero. El lector de tabaquería. Historia de una tradición cubana. Madrid: Verbum, 2007. 259 pp.

Cuba es conocida mundialmente por su tabaco. Innumerables escritores, investigadores y poetas han dedicado páginas memorables a celebrar su aroma y a estudiar su economía. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de una figura que, aunque de mucho prestigio en Cuba, era casi desconocida hasta ahora: el lector de tabaquería, ese personaje tan siglo XIX, que reunía en sí las características de un declamador, un orador y un intelectual. Era el "lector" quien desde el siglo XIX se ganaba la vida leyendo en las tabaquerías mientras los obreros hacían su labor.

En su libro, El lector de tabaquería, Araceli Tinajero rescata del olvido esta figura de la cultura cubana, y traza la historia de su institución desde su origen en 1865 hasta la actualidad. El libro se divide en tres partes: 1. La lectura de tabaquería desde sus orígenes hasta 1900; 2. La lectura en los Estados Unidos y en Puerto Rico; 3. La lectura en Cuba, México y República Dominicana desde 1902 hasta el presente. Cada parte está desarrollada a partir de los testimonios que aparecieron en la prensa en la época, las memorias y las vidas particulares de algunos lectores, y finalmente, tomando en cuenta la importancia que esta institución tuvo para los planes independentistas de los cubanos.

Estas fuentes le permitieron a Tinajero hacer una historia lineal, anecdótica y biográfica del oficio de lector y no hay duda que este es un libro importante y necesario para la historiografía cubana. Lo es porque la lectura en los talleres se convirtió en una "institución" con sus propias reglas, sus prohibiciones y sus formas de pago. Esta tradición se extendió a otros países y a través de la polémica que suscitó esta práctica en los talleres, como indica Tinajero, podemos conocer hoy día las pugnas entre nacionalistas y anarquistas, entre criollos y peninsulares, en una colonia que aún era esclavista y estaba luchando por independizarse. Este es, como ya dije, el enfoque del primer capítulo del libro en el que la autora resalta la labor de periódicos como La Aurora (La Habana 1865–1868), el primero dedicado a los obreros en Cuba, que alentó la práctica de la lectura y que además se leía en las tabaquerías. Uno de los motivos de este apoyo fue la creencia de que con ello se contribuía al bien de los obreros, a la civilización y la cultura. ¿Qué textos se leían en estas fábricas? En su estudio, Tinajero hace un inventario reducido, porque quedan muy pocas evidencias al respecto, de los libros y revistas que se leían en aquellos talleres. Analiza el mensaje de alguno de ellos, y cita artículos de los periódicos en que se apoyaba y se criticaba esta labor, además de analizar algunos textos literarios que lo mencionan. Estos textos (poemas, novelas y una obra de teatro), por lo general son leídos por la autora desde el punto de vista histórico, en la medida que reflejan [End Page 117] políticas y formas de pensar del gremio en la época. Por este motivo, Tinajero analiza la novela de Emilia Pardo Bazán, La Tribuna (1882) y la obra de teatro "Ana en el trópico" (2003) de Nilo Cruz.

Algo que parece evidente de su análisis, aunque no se desarrolla con amplitud, es la importancia que tuvo el proyecto liberal de las élites reformistas a mediados del siglo XIX en la Isla, y la labor de estos letrados que trataron de "hacer nación", promoviendo la cultura, el cosmopolitismo y la lectura mientras criticaban las "malas" formas de ciudadanía: el ocio, la danza, y los juegos de azar. En tal sentido, los lectores de tabaquer...

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