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  • De la agitación a la MovidaPolíticas culturales y música popular en la Transición española
  • Héctor Fouce (bio)

Introducción: "Por el cambio"

Cuando en 1982 El Partido Socialista (PSOE) ganó las elecciones generales por vez primera, Alfonso Guerra, que después sería vicepresidente del gobierno, declaró que "a España no va a reconocerla ni la madre que la parió." Los socialistas se hacían en aquellas elecciones con una abrumadora mayoría absoluta tras presentar a Felipe González como candidato a la presidencia del gobierno aupado por el lema "Por el cambio."

El relevo generacional y genealógico que se producía en el campo de la política se producía también en el mundo cultural. Si los jóvenes socialistas curtidos en la oposición al régimen franquista sustituían a los centristas—procedentes en general de las fuerzas reformadoras desde dentro—en la cultura, los "progres" que habían sido la voz de la disidencia política—ahogada la voz de los ilegales partidos políticos—dejaban la primera línea en manos de una generación más joven desencantada por lo político y focalizada en los nuevos campos de la cultura audiovisual: la música pop, el cine, la fotografía o el diseño.

Eran los tiempos de la Movida madrileña, cuyo éxito en tanto etiqueta fue tan abrumador que llegó a convertirse en la metáfora de un país en proceso de cambio radical. No es casualidad que uno de los balances que en 1985 se hicieron, al cumplirse una década de la muerte del dictador Franco, llevase por título "Madrid, del centralismo a la Movida." Con el éxito de la Movida, paralelo al de la transición democrática, se logra la solución imaginaria de un eterno problema de la cultura española: cómo ser moderno y español al mismo tiempo. [End Page 143]

Poner en paralelo la Movida y la Transición obliga a preguntarse por las relaciones entre las políticas culturales del partido socialista (PSOE) y la eclosión de la Movida. Obliga también a reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación a la hora de construir el exitoso imaginario de modernidad que caracteriza a la Movida. Se trata de reflexionar sobre las operaciones discursivas—realizadas desde lo político y lo mediático, es decir, las grandes instancias legitimadoras en las modernas democracias—que han tenido lugar para articular la identidad española con el nuevo concepto de modernidad que define el periodo de la transición democrática.

La modernidad de la Movida

Una de las discusiones que siguen produciéndose a la hora de analizar la Movida es si ésta debe calificarse de moderna o de posmoderna. Sin embargo, no es ésta la polémica que me interesa abordar aquí. Creo que, por encima de las etiquetas utilizadas, ubicar la Movida como punto de inflexión en la historia cultural española—sin duda, debido a su coincidencia temporal con la Transición—implica al menos tres elementos centrales: el primero, la definición del futuro como parte de la vivencia de la temporalidad de la cultura; en segundo lugar, directamente relacionado con este punto, las complejas relaciones entre tradición e identidad nacional, por un lado, y modernidad y cosmopolitismo, por otra parte; por último, la integración de las dinámicas de consumo y comercio en el mundo de la cultura.

En 1981, Radio Futura proclamaba en su canción "Enamorado de la moda juvenil" que "el futuro ya está aquí." Con esta proclama, la Movida explicitaba una vivencia de la temporalidad a medio camino entre la propuesta de las culturas del antifranquismo y el nihilismo del punk británico que la influenciaba fuertemente.

Los músicos habían tenido un destacado papel político durante el franquismo: al ser los partidos políticos ilegales y ejercerse una férrea censura contra la prensa, el papel de los cantautores era canalizar las reivindicaciones y visiones del mundo de la oposición al franquismo. El cantante, "aunque con dificultades, conseguía...

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