La genealogía femenina en Flores de otro mundo de Iciar Bollaín: Vertebrando la nueva familia mestiza

El autobús "Century" irrumpe en la quietud de la meseta castellana rumbo al pueblo de Santa Eulalia, donde una comitiva de solteros espera ansiosamente a las pasajeras. La profundidad del paisaje que transmite el plano panorámico de la primera escena es paralela a la profundidad del tema que la película aborda: modernidad, identidad nacional y migración. En la película Flores de otro mundo (1999), de la directora española Iciar Bollaín, el pueblo de Santa Eulalia se convierte en un escenario de la situación de España en el mundo global, donde el discurso del progreso económico y el crecimiento de la inmigración coexisten con el pasado reciente de la España invertebrada, de la dictadura y de la Transición, creando complejos procesos de identidad nacional y cultural que la película recoge en las experiencias de tres generaciones de mujeres: 1) Gregoria, la madre de Damián; 2) Patricia, la inmigrante dominicana, y posteriormente esposa de Damián; 3) y Janai, hija de Patricia.

Los estudios consultados sobre este film se concentran en la historia de las tres parejas, y la misma Bollaín afirma: "Mi intención es hablar de parejas, son tres parejas" (Valerio-Holguín 91). En este ensayo me alejo de tal enfoque para analizar el proyecto familiar de Patricia, la protagonista dominicana, y en particular la relación que se establece entre las mujeres que lo conforman: Gregoria, Patricia y la pequeña Janai. A través de esta genealogía femenina, Bollaín presenta la formación de la Nueva Familia Mestiza, metáfora de las articulaciones y negociaciones culturales en la España actual. La relación entre las tres mujeres, Gregoria, Patricia y Janai, refleja el vaivén entre las fuerzas homogeneizadoras de resistencia al 'Otro' y la emergencia de formas nuevas articuladas a través de lazos de solidaridad entre mujeres.

Fig. 1.

Fig. 2.

Rosalía Cornejo-Parriego describe la representación de la familia mestiza en el cine europeo como:

un microcosmos que refleja las transformaciones de las familias nacionales europeas y los esfuerzos de construcción de una nueva identidad acorde con los tiempos de globalización.

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El amor que trata este film no se limita a la relación de parejas, sino a los procesos de búsqueda por crearse una familia, una comunidad, y combatir la soledad. Patricia, como su nombre indica, es portadora de un nuevo concepto de patria que transgrede confinamientos espacio-temporales. La familia creada por Patricia se impone sobre la familia dada porque, como dice la canción "Caballo Viejo" de Simón Díaz, incluída en la banda sonora del film, "quererse no tiene horario/ni fecha en el calendario." Como es común en su trayectoria fílmica, el proyecto de Bollaín destaca por la quase ausencia del patriarcado, mostrando la formación de nuevas genealogías femeninas y a las mujeres como "vertebradoras" de los procesos históricos a nivel regional y global.

Las pasajeras del autobús con destino a Santa Eulalia comparten una identidad común como mujeres. Durante su recorrido, ríen de los mismos chistes, hablan de los mismos temas y cuidan los últimos detalles de su imagen a su entrada al pueblo. Sobretodo, todas comparten la soledad y la esperanza de poder crear una familia con alguno de los solteros de Santa Eulalia, como recalca la letra de la rumba "Soledad" de Pedro Pubill que acompaña el recorrido del autobús. Desde las primeras escenas destaca la dialéctica entre la identidad y expectativas comunes de las pasajeras como mujeres y su fragmentación racial y étnica. Las tomas colectivas del autobús se alternan con planos medios que muestran grupos separados de mujeres conversando. En uno de ellos, las mujeres comentan que las inmigrantes "están por todas partes" y vuelven la cabeza para contemplarlas, uniéndose a la perspectiva...