La encrucijada del Macias de Larra, entre plazos verosimiles y tiranas pasiones

Para Daniel y Flúminis.

El drama histórico Macías, en cuatro actos y en verso, de Mariano José de Larra no ha recibido hasta la fecha la necesaria atención por parte de los investigadores. Leonardo Romero reconoce tal situación, a pesar de conceder que entre el teatro larriano es el único título que ha interesado a los estudiosos, "y ello más por su naturaleza de texto emblemático de la biografía del autor y de texto representativo en la historia del drama romántico español" (Estudio 9). Respecto a las lecturas exclusivamente autobiográficas de la obra, que tan poco aportan para su comprensión y tienen como punto de referencia, claro, los amores adúlteros del escritor con Dolores Armijo, tan sólo recordaré las palabras de Carmen de Burgos, una de las principales responsables de la mitología larriana. «Colombine» dirá: "Macías es un drama que impresiona. Sin saber por qué se confunden las figuras de «Fígaro» y de Macías. Hay veces en que le llamaríamos indistintamente por uno u otro nombre. No hay duda de que «Fígaro» la escribió a impulso de su amor" (83).

En cuanto al lugar que ocupa en la historia de nuestro teatro, ya Menéndez Pelayo a finales del siglo pasado opinaba que lo sentimental pertenece al romanticismo, mientras que la forma es la de un texto de transición (LIX). Como veremos, en lo esencial esta idea mantiene su vigencia. Poco después, Enrique Piñeyro consideró la obra como precursora del drama romántico (24). Hacia los años treinta, Sánchez Esteban encuentra en Macías un rasgo típico de Larra, la lucha entre "su educación clásica" y "su instinto romántico" (124). En los últimos años, la mayoría de los historiadores de la literatura que se han ocupado de la escena coetánea han insistido en la localización fronteriza de la obra entre dos estéticas, la neoclásica ¹ y la romántica. Ahora bien, posiblemente el carácter general de los estudios de tales autores, unido al hecho básico de que realmente faltan monografías sobre esta obra larriana, hace que dicha postura no termine de concretarse. El problema radica en que hasta los trabajos de Gregorio Torres Nebrera y Ermitas Penas, se ha reparado poco en la organización interna del Macías, con lo que su lugar en la historia literaria parece difícil de dilucidar con precisíon.

Pues bien, teniendo en cuenta esto que la crítica ha aportado en relación al texto de Larra, pretendo ahora replantear un tanto la ubicación del Macías en ese período tan conflictivo del desarrollo del teatro decimonónico. Me centraré en el drama citado, pero sólo como muestra del lugar que el propio Fígaro ocupa en nuestra historia literaria y a modo de "caso de prueba" sobre el desarrollo del teatro español en unos años de transformaciones importantes. Habrá que partir, en primer lugar, de las consideraciones teóricas que Larra establece acerca del drama histórico, que nos llevarán a sondear lo que las preceptivas del momento dicen sobre la tragedia, género con el que Caldera ha vinculado el texto que nos ocupa, reiteradamente y con lucidez (Il dramma 100, "El teatro" 456; Flitter 99). Después, intentaré explicar la organización interna de la obra en tres aspectos centrales de su constitución, a saber, el asunto del tiempo y más que nada el importante hallazgo del "plazo"; la vertiente política que entraña el discurso larriano, fechado en una época de cambios estéticos, pero también de cambios históricos de gran alcance, ya que en definitiva estamos ante los amenes del Antiguo Régimen, recuérdese...