Abstract

This essay examines how a revolutionary leadership hoping to build a classless and ‘‘colorblind’’ society struggled to define policy toward forms of music in the black community that implicitly emphasized cultural and/or racial difference. It discusses musical life during the early revolutionary period in which drumming traditions flourished, focusing on Pedro Izquierdo, Enrique Bonne, and the Conjunto Folklórico Nacional as examples of well-known groups and artists. Later sections describe decreasing opportunities for such performance in the late 1960s, and a more recent resurgence. The presentation of occasional folkloric drumming events for the public in formal, staged contexts served for a time both to support such traditions and to limit their dissemination more broadly. Furthermore, the ostensibly raceless vision of the revolutionary leadership, while contributing to equality, limited discussion of racial concerns as well as the study and promotion of African culture. Analysis focuses primarily on secular traditions rather than sacred repertoire.

Resumen

Este ensayo considera como una jefatura revolucionaria aspirando crear una sociedad sin clases y sin divisiones raciales luchó para definir su política hacia formas de música en la comunidad negra que implícitamente enfatizaba diferencia cultural/racial. El ensayo examina la vida musical durante los primeros años de la revolución cubana en los cuales la música y baile afrocubanos florearon, enfocándose en Pedro Izquierdo, Enrique Bonne, y el Conjunto Folklórico Nacional como ejemplos de conocidos grupos y/o artistas. Las siguientes secciones documentan la diminución de oportunidades profesionales para los músicos folklóricos a partir de 1968, y luego un resurgimiento de las mismas. La presentación ocasional de música folklórica percutiva para el público en contextos formales sirvió por un tiempo tanto de apoyar esos géneros como de limitar su difusion más ampliamente. Por lo tanto, la visión ostensiblemente ‘‘ciega a la raza’’ de los líderes revolucionarios, mientras contribuyó a la igualdad, limitaba la discusión de inquietudes raciales del pueblo, tanto como el estudio y promoción de la cultura afrocubana. El análisis se concentra mayormente en tradiciones laicos en vez de sagrados.

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