Cazadores de esclavos: Diarios (review)

La figura social del rancheador, denominación que se ha utilizado preferentemente en el país en los tiempos coloniales para aludir a los encargados de la represión de la cimarronería, aunque presente en la abundante literatura relativa a la esclavitud en Cuba, carece sin embargo de un tratamiento específico. No son pocas las referencias a su función en el sistema represivo asociado al régimen, ni a su habitual comportamiento hacia los aprehendidos saturado de crueldad y hasta salvajismo en muchas ocasiones, ni a los pormenores y resultados de sus expediciones en diversos períodos históricos. De esos aspectos sabemos lo suficiente como para caracterizarlo. Pero todavía resulta insuficiente el conocimiento de la individualidad de estos cazadores de esclavos, de su origen social y de otras particularidades que dibujen, con mayor rigor, el perfil sociológico de los militares o asalariados involucrados en esta actividad, forma del control social tan típico del sistema esclavista.

Los autores de la presente compilación aspiran a llenar un vacío sensible en la historiografía cubana. Aunque hay precedentes en la publicación de documentos personales de algunas expediciones o de represores connotados, lo cierto es que las contribuciones de esta clase son escasas. Ahora disponemos de un conjunto significativo de esos informes que abarcan las dos regiones del país con mayor presencia de cimarrones o apalencados en el período que se extiende desde 1815 a 1848. Los diarios han sido agrupados por región y van precedidos de una nota introductoria que esclarece las características particulares del fenómeno en las zonas comprendidas en la compilación, esto es, occidente, Puerto Príncipe y las cadenas montañosas del oriente de la isla. También cada documento se acompaña de una breve introducción que sitúa la acción relatada en su contexto histórico o aclara pormenores del informante y de su labor represiva.

La rica información contenida en el libro permite abandonar los esquemas y estereotipos cristalizados alrededor de la resistencia de los esclavos y de su represión. Tal como subrayan los autores, esos procesos son dinámicos y evolucionan en el transcurso del tiempo. Las generalizaciones en los procesos históricos, útiles para propósitos divulgativos, no son pertinentes para una indagación científica y ocultan particularidades esenciales de los fenómenos. Así ha ocurrido en múltiples aspectos del estudio de la esclavitud, enfoque que la historiografía cubana va superando con aportes como éste que facilita el análisis de la aprehensión de los cimarrones y el comportamiento de sus captores en diversos momentos y lugares para tipificarlos en su real dimensión.

La obra hubiera ganado una mayor utilidad, especialmente para los estudiantes, con la inclusión de los reglamentos de cimarrones, lo que facilitaría la confrontación con las conductas específicas de los rancheadores reflejadas en sus respectivos diarios y de la propia evolución del sistema represivo. Menos consistente para la coherencia de la compilación es la trascripción del extenso informe referente a Puerto Príncipe que, aunque del mayor interés para la historia social, aclara poco acerca de la actividad levantisca de los esclavos. Quizás una mejor elección a este respecto estuviera en la reproducción de los documentos relativos a la cimarronería en ese territorio a finales de la década de los 1840 y años iniciales de los 1850 en lo que parece fue una inusitada emergencia del fenómeno para la región.

No obstante, se trata de una obra de imprescindible consulta para los estudiosos de la esclavitud en general y de Cuba en particular por sus significativos aportes al análisis de un fenómeno tan complejo como la resistencia de los esclavos y las formas de control social sobre ellos ejercida.