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Reviewed by:
  • Las muchachas de La Habana no tienen temor de Dios
  • Nara Araújo
Luisa Campuzano . Las muchachas de La Habana no tienen temor de Dios. Havana: Ediciones Unión, 2004. 223 pp.

En el campo cultural cubano de la última década del siglo pasado se articula una posición discursiva, que desde la academia, se interroga sobre cuestiones hasta entonces marginadas en el debate teórico. Los nexos entre género sexual y género de discurso, la relación entre escritura femenina y canon, y entre la historia de las mujeres y la Historia, son algunos de los tópicos que aparecen en ese punto de giro dentro de los estudios literarios y culturales en Cuba.

Nada ajena es esta peripecia a cambios ocurridos en la mayor de las Antillas luego del desmontaje abrupto del campo socialista: la desarticulación de sistemas productivos, la reformulación de estrategias económicas, y los consecuentes cambios en la conciencia social. Nada ajena a enfoques que desde las ciencias sociales contribuían a hacer aún más visibles los roles de las mujeres cubanas, tanto en la historia de la nación, como en los nuevos tiempos del llamado Período Especial.

Este es uno de los marcos del más reciente libro de Luisa Campuzano. Otro, su decurso como ensayista e investigadora de la literatura cubana. Publicado en el nuevo siglo, esta recopilación de once de sus artículos pone en evidencia su capacidad de interrogar a los textos antiguos, modernos y posmodernos. Sus presupuestos son los de la crítica literaria, pero su lectura se mueve hacia otras disciplinas. Su libro se ubica dentro del campo de los estudios de género, mediante el examen riguroso de textos literarios; pero igualmente abre ventanas a la historia social, a la historia de las ideas, a la antropología cultural, para lograr un discurso fecundo.

Como la autora misma los presenta, todos estos ensayos son de "espíritu polémico" (9). Este aliento desafía juicios codificados o hace girar al pensamiento hacia zonas en que el dato duro, que continuamente sostiene las tesis -lo afirmado-, justifica igualmente a las hipótesis: lo imaginado. Ese tono polémico vincula a los ocho ensayos de la primera parte (articulación cronológica de textos literarios de cubanas), a los tres de la segunda, ubicados en distintas coordenadas pero nada ajenos por sus tópicos a los primeros (historia de mujeres, conciencia de género, presencia de la producción cultural femenina en revistas de la isla). [End Page 189]

En la primera parte se presenta entonces el análisis de textos de autoras representativas de una tradición literaria subsumida en el canon o fuera de él. Tradición que se construye con la afirmación de una nacionalidad en ciernes y la fundación de una escritura de mujeres (Marquesa Jústiz de Santa Ana); con la actitud discursiva, frente al acuciante problema de la esclavitud, de dos escritoras cubanas residentes en Europa (Merlin y Avellaneda); con la nostalgia como una actitud de la restauración de la memoria o de la reflexión sobre ella (Avellaneda); con la literatura de viajes de una escritora (Aurelia del Castillo) desde su condición periférica; con el cuestionamiento de lo moderno -tan propio de la modernidad-, que de la primera etapa republicana hace una mujer (Loynaz); con la intertextualidad como procedimiento discursivo (Fina García Marruz); con el desarrollo del género testimonio durante la Campaña de la Alfabetización (Olema y de Aguililla); y, con la transgresora escritura de las narradoras en los noventa (Portela y Vega, Bobes y Bahr).

De esta manera se estructuran períodos de una historia cultural: fundación, exilio, fin de siglo, modernidad, Revolución, Período Especial. Estas calas se realizan sin olvidar el contexto mayor de lo hispanoamericano y de lo latinoamericano, al tiempo que de manera paralela se va diseñando una parte de la historia del feminismo en Cuba y sus maneras de entenderse con el pensamiento dominante o de subvertirlo.

Este diseño cronológico se combina con ejes temáticos: uno es el de las...

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