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  • Un mago que se llama Rafael
  • Antonio Soler

Yo tengo un amigo que a la par de amigo es un personaje de novela, de novela mía. Rafael Pérez Estrada aparece en mis novelas. Llama a la puerta de la memoria, a la puerta de la imaginación --él es la imaginación--, a la puerta de la amistad y entra en mis novelas, siempre ataviado con la elegancia de un mago.

Chin Lu es un mago chino que en verdad no es chino y que realmente se llama Bonilla. En el mundo de la imaginación --en el mundo de la verdad más cierta, por tant-- Chin Lu es amigo del mago Rafael Pérez Estrada, y ambos se admiran. Así se dice en las cosas que yo he escrito. Lo que ocurre es que Rafael Pérez Estrada, al contrario que el pobre Bonilla, que a pesar de su habilidad y éxito es mago fracasado porque lo que en realidad le importaba era ser cantante de zarzuela y no mago, no necesita disfraz alguno, quizá porque su vocación es la que es y cualquier simulación sería profanar una verdad literaria. Rafael es un mago de la palabra. Rafael es un mago de la magia.

Yo he leído los libros de Rafael Pérez Estrada con el mismo vértigo con que atravesaría una cuerda tendida entre las azoteas de dos rascacielos. Los libros de Rafael tienen lectura de funambulista. Rafael, además de mago de la magia ..de la imaginación- -, es un funambulista literario. Funambulista de esmoquin que contagia a sus lectores lo arriesgado de su apuesta. Un texto de Rafael Pérez Estrada es una sucesión de eslabones, de palabras tendidas sobre el vacío, y uno va por ellos con un pie en el texto y otro en el abismo de la creación.

Es el visto/no visto, el prodigio atinado del verbo. Yo recuerdo la calle Mistral de sus libros. La calle Mistral es la calle literaria de Rafael Pérez Estrada, la calle donde todo es posible porque es una calle cambiante, maleable. Porque lo vivo cambia. La calle Mistral nunca es la misma calle, y si en un intento de relectura se nos ocurre volver a la misma página, al mismo número de esa calle, comprobaremos que en el lugar en el que antes se encontraba una corsetería ahora hay una pequeña zapatería a cargo de una vieja prostituta. La calle Mistral y la literatura de Rafael Pérez Estrada tienen el misterio que tenía aquel libro de arena del argentino. Mudan y están vivas como las dunas de los desiertos. La obra del mago amigo del mago Chin Lu tiene la virtud de ofrecernos mil caras y de descubrimos un nuevo secreto en cada lectura. Por eso sus libros nunca se pueden releer y siempre nos ofrecen la sorpresa de lo desconocido. Por eso sus libros no tienen final y siempre están naciendo y siempre se están escribiendo y volviéndose a escribir y continuarán escribiéndose, escribiéndonos a la vez que los leemos. Tatuándonos.

Es el poder de los magos. Por eso cuando Rafael Pérez Estrada entra en mis novelas y de amigo pasa a personaje, mis novelas se agrandan, se ensanchan. Por eso, y por la mano tendida de su amistad, él siempre tendrá abiertas las puertas de mis novelas, de mi corazón carnal y literario. [End Page 234]

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