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Reviewed by:
  • Libro de Fernán Gonçález
  • Rafael Ramos
López Guil, Itzíar , ed. Libro de Fernán Gonçález. Clásicos de Biblioteca Nueva 29. Madrid: Biblioteca Nueva, 2001. 384 páginas.

A primera vista, pocos textos parecerían menos faltos de una nueva edición que el Fernán González. Dejando a un lado los discutibles esfuerzos decimonónicos, están en la memoria de todos las loables ediciones de Carol C. Marden (1904), Ramón Menéndez Pidal (1936, aunque no se publicara hasta 1951), Alonso Zamora Vicente (1946), Juan Victorio (1981) o, más recientemente, John S. Geary (1987) y Miguel Ángel Muro (1994), e incluso disponemos de un excelente facsímil del manuscrito (Ayuntamiento de Burgos, 1989). Sin embargo, nada más lejos de la verdad. La impresión que proporciona el trabajo de Itzíar López Guil es la de leer el Fernán González por primera vez, en un texto completamente nuevo. Se trata de una labor que requería, a la vez, de una extraordinaria erudición y de una fina sensibilidad literaria. Algunos detalles de lo primero los destacaremos en las páginas que siguen; lo segundo, ya lo ha demostrado suficientemente la propia editora [End Page 99] con una obra como Del laberinto al treinta (2000), que tanto ha contribuido a renovar el panorama creador de la lírica contemporánea. Su edición, valiente y arriesgada, merecerá ser muy tenida en cuenta en el futuro. No es extraño, pues, que ganara el Premio Nacional del Collegium Romanicum de Suiza.

La introducción, por supuesto, da cumplida cuenta de todos los problemas que plantea el texto. Destacan, entre estos, los codicológicos y paleográficos del ms. b.IV.21 de la Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, principal testimonio, pero no se dejan de lado otras coplas recogidas por historiadores antiguos (fray Gonzalo de Arredondo y Alvarado, Gonzalo Argote de Molina, fray Prudencio de Sandoval) en manuscritos o ediciones de los siglos XVI y XVII, así como en la famosa teja de Villamartín de Sotoscueva (Burgos), que se utiliza ahora por primera vez en una edición crítica. Y, por supuesto, no faltan referencias a las prosificaciones que sufrió en la "versión vulgar" de la Estoria de España y en la Crónica de 1344. Es a la vista de todo este corpus textual como la editora ha planteado todo su estudio.

Desde luego, poco se puede añadir a lo que ya sabíamos sobre el autor: que se trata de un "clérigo", en el sentido medieval de la palabra, y que estuvo ligado de alguna manera al monasterio de San Pedro de Arlanza. Sin embargo, las matizaciones sobre la fecha de la obra y sus fuentes resultan mucho más esclarecedoras. A las observaciones habituales sobre la datación del texto, basadas sobre todo en las alusiones históricas al Conde de Poitou y Toulouse, a las plazas de San Juan de Acre y Damieta, a la extensión de Castilla o a la invasión de los benimerines, que sopesa en su justa medida, Itzíar López Guil suma el argumento lingüístico de la apócope extrema, lo que la lleva a fechar la obra entre 1252 y 1259. En el estudio de las fuentes, diferencia sabiamente las que se pueden considerar directas (las que claramente inspiraron la escritura de algún pasaje concreto del texto, como el Liber regum, el Chronicon mundi . . .), indirectas (aquellas que pudieron proporcionar un motivo de inspiración, como la Crónica de Alfonso III o el Cantar de Mio Cid) o meramente estilísticas, entre las que destaca la utilización sistemática del Libro de Alexandre como modelo a la hora de construir hemistiquios o versos enteros, siguiendo en paralelo, aquí, una excelente línea de investigación bien marcada por Jorge García López en un trabajo generalmente poco valorado: "De la prioridad cronológica del Libro de Alexandre", en Actas [del] II Congreso Internacional de la AHLM, edd. J.M. Lucía Megías, P. Gracia Alonso y C. Mart...

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