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Reviewed by:
  • Las vueltas de César Aira
  • Reinaldo Laddaga
Contreras, Sandra . Las vueltas de César Aira. Rosario: Beatriz Viterbo, 2002. 317 páginas.

Puede que César Aira sea el más importante (sin duda es el más influyente) narrador argentino de estos años. Es difícil pensar en una obra en el ámbito latinoamericano (la de Fernando Vallejo tal vez) que posea un nivel igualmente alto de riesgo e inventividad. Es, al mismo tiempo, una obra a la cual es particularmente difícil ingresar. No porque sea particularmente reservada o silenciosa. Por el contrario, se trata de una obra hiperlocuaz. Lo cual es parte del problema. Y la razón, tal vez, de la sorprendente escasez de estudios académicos que hasta el presente ha suscitado (para no hablar de la perfecta ausencia de comentarios en el contexto de la academia norteamericana). Es que Aira ha sido, durante más de una década, sistemáticamente infiel al modelo según el cual un escritor resuelve su obra como una secuencia pausada de libros bien compuestos. Desde comienzos de la década de 1990, su trabajo ha tomado la forma de una multitud de entregas (un poco como uno habla de "entregas" para referirse al capítulo de una telenovela o una serie) de diferente dimensión y consistencia, una constelación de singularidades de escritura que forman, en conjunto, una multiplicidad cuyos contornos son difíciles de trazar. Por eso es que una recomendación sensata para todo aquel que comience su lectura del escritor es hacerlo mientras tiene a mano el excelente estudio de Sandra Contreras, Las vueltas de César Aira. Se trata, por lo que sé, del primer análisis comprensivo de la obra y, por mucho tiempo sin duda, será la referencia [End Page 371] esencial para todo el que ensaye una lectura crítica de ella, particularmente si se trata de discernir aquello que define la extrema particularidad del programa de escritura que realiza.

Es que una lectura crítica de Aira debe, como la de Contreras lo hace, comenzar por concentrarse en el problema central del escritor, que es el de encontrar los medios y el procedimiento para realizar "una singular vuelta a las vanguardias históricas en el fin de siglo" (14) que sea capaz de "devolverle al arte aquello que es propiamente artístico, la de captar y recuperar, para el arte, aquello que le es inherente y esencial: lo artístico del arte, esto es, no la producción del arte (la consecución de los resultados) sino el proceso puro de la invención" (17). "Singular vuelta a las vanguardias", pero, al mismo tiempo, secundarización de todo aquello que en las vanguardias responde a "la estética y la ética de la negatividad" (27) que Contreras (y Aira) asocia con la literatura argentina canónica de las últimas décadas (tal como la ejemplifican, eminentemente, Juan José Saer y Ricardo Piglia). No hay problema más importante para la literatura estos días: cómo inventar una forma de desplegar los poderes de la escritura que favorezca el aumento de los recursos éticos, políticos o intelectuales en un entorno social dado, pero que no lo haga a través de la forma de la crítica (que no movilice principalmente los modos de la negatividad).

No es posible resumir fielmente en algunas decenas de palabras la descripción que Contreras propone de la respuesta de Aira a este problema. Baste aquí decir que ella se concentra en los sitios donde hay que hacerlo: en la defensa que el autor realiza de una "literatura mala", en la que "el valor de la distancia (distancia crítica de la literatura, distancia temporal o distancia de la calidad poética del texto) se convierte, vía la banalidad del presente o la televisión, en efecto devaluado de inmediatez" (124); en su adhesión a "una superproducción que es indiferente—mejor: que escapa—al tiempo, el control y la tensión implícitos en el trabajo literario" (132) por la que sería necesario pasar para alcanzar un punto de invención escrituraria; en...

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