In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

Reviewed by:
  • Lírica y poética en España, 1536-1870
  • David T. Gies
Sebold, Russell P. Lírica y poética en España, 1536-1870. Madrid: Cátedra, 2003. 574 páginas.

La riqueza y coherencia de este libro es lo que esperábamos de su autor, que ha venido enseñándonos cómo funciona y en qué consiste la poética dieciochesca y decimonónica en España por más de cuarenta años. La riqueza viene de la aplastante erudición de Sebold, voraz lector de textos conocidos y olvidados, y de autores que han pasado no sólo a la historia de la literatura sino al olvido. La coherencia se encuentra en su creencia de que esa poética no se analiza en componentes discretos y aislados, sino que se entiende con más profundidad si se vecomo una trayectoria que comienza en la época de Garcilaso y acaba en las postrimerías del período becqueriano. Es más, según el autor de este libro, toda la poesía española de los siglos XVIII y XIX se remonta, o directa o indirectamente, a "aquel buen tiempo de Garcilaso" (título del primer capítulo y frase que encapsula la opinión de muchos críticos y poetas de los dos siglos en cuestión). Sebold sabe distinguir entre movimiento y tendencia, y aclara en sus comentarios de poetas y poesías cómo funciona una tendencia que, de vez en cuando pero nosiempre, se convierte en movimiento: "Cuando una tendencia literaria viene ganando fuerzas desde hace largos años, y cada vez más escritores de talento se asocian ya a ella, se forma un movimiento" (14). Sebold escribe:

He aquí, entonces, la ejemplaridad de Garcilaso: es su capacidad de encarnar para tantos poetas la misma esencia de la poesía, la blandura o dulzura poética, por decirlo en los términos de los clásicos y neoclásicos. La larga tendencia [End Page 264] neoclásica española empezó con el poeta que fue no sólo el maestro sino el primero de los doloridos sobrevivientes de Garcilaso: Boscán. Y es lógico que dicha tendencia tenga uno de sus postreros ecos en el posromántico Bécquer, pues no hay que olvidar la admiración juvenil del poeta de las Rimas por Alberto Lista, no hay que olvidar sus imitaciones del verso neoclásico de Meléndez Valdés y Quintana, y no hay que olvidar que fue un dedicado estudioso de poetas de la antigüedad como Horacio, a la vez que admirador de Garcilaso, combinación de circunstancias que será reflejo lejano de las dobles fuentes clásicas de los neoclásicos: clásicos antiguos y clásicos nacionales.

(45)

Allí está la esencia de lo que se va a elaborar a lo largo del libro: los "clásicos antiguos y clásicos nacionales" desde Garcilaso y Boscán a Bécquer, pasando por Meléndez Valdés y Lista, Quintana, con un recuerdo—¿cómo no?—de Horacio.

No todo es completamente nuevo—es decir, las ideas aquí expuestas han sido referencia obligada para toda una generación de estudiosos de la poética del siglo XVIII—pero en su conjunto, por la elaboración y la modernidad de esas ideas, nos parece enteramente fresco este libro. Consiste en tres partes ("Los poetas miran la historia de la lírica", "La poética de la lírica a través de los siglos", "La lírica ante tres milenios de preceptiva") con quince capítulos (muchos capítulos se dividen en varios apartados), más una bibliografía e índice de autores. Lo mejor es la aclaración de términos como "dieciochesco", "neoclásico", "ilustrado" y otras denominaciones que tienden a emplearse sin la precisión necesaria para mantener rigor y claridad (el capítulo 5, "En el contexto del movimiento neoclásico" es especialmente iluminativo, en este sentido). Y Sebold es igualmente iluminativo al escribir sobre la "evolución romántica" que comienza, según el estudioso, con Las ruinas. Pensamientos tristes, poema que Alfonso Verdugo y Castilla, conde de Torrepalma...

pdf

Share