El trabajo abarca una extensa revisión entre los datos de las fuentes literarias y la documentación epigráfica y arqueológica del s. III. La constante comparación entre materiales epigráficos y arqueológicos del s. III con los que le preceden y le siguen llevan a matizar los tradicionales conceptos de crisis y de decadencia. Hispania aparece como una provincia de retaguardia donde la inestabilidad política interna del imperio tuvo mayores repercusiones que las invasiones o las guerras, que no llegaron a tener lugar en la península. El alejamiento de los problemas y de la toma de decisiones se refleja en los documentos epigráficos, que muestran una adaptación a la cambiante situación política del imperio, y lo que se podría definir como una aparente continuidad. Desde un punto de vista arqueológico, no parece que el siglo III haya de ser considerado como un punto crucial a partir del cual se produzca en la península la desaparición de la ciudad antigua, ni tampoco de las instituciones políticas, económicas y culturales que la sustentaban.