El coronel Pedro de la Puente, gobernador de Orbitello y castellano de Pavía, publicó en 1657 Los soldados en la guardia, un libro más de «apuntamientos políticos», ese género particular que, mezclando con algún ingenio experiencia propia y tradición compartida, fue tan frecuente en el XVII hispánico. La mayor originalidad de la obra estriba, sin duda, en que el hilo argumental de sus cuatro discursos es la asendereada historia de un cartapacio manuscrito y de sus sucesivos y variopintos lectores. Dos pastores lo han encontrado al abrir, codiciosos, una «valija» caída de la montura de un desconocido «pasajero» que recorría al galope el camino real 2. Al no poder leerlo, desilusionados deciden quemarlo, aunque, a la postre, lo entregan a un vagabundo que recorre el camino. Éste sí, se enfrascará en su lectura hasta que dos soldados también «viajeros» se lo arrebatan a la fuerza. Con ellos, la narración y el manuscrito llegan a una venta donde el cartapacio es comprado por un caballero escocés que espera encontrar en él algún secreto de alquimia. Este nuevo lector, desengañado al no ver satisfechas sus misteriosas esperanzas, abandona su lectura, que, sin embargo, es continuada