In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Todo Clarín
  • José Manuel González Herrán

Permítaseme iniciar este artículo-reseña con un recuerdo personal, ya algo lejano: en septiembre de 1981, con ocasión de un congreso en la sede santanderina de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en el Palacio de la Magdalena, tuve la primera noticia—en una comida compartida con los profesores José María Martínez Cachero y Laureano Bonet— del proyecto que estaba diseñando el maestro ovetense: la edición, en equipo, de unas Obras Completas de Clarín, aprovechando la circunstancia de que en aquel año se cumplían los ochenta de la muerte de Leopoldo Alas, plazo que la legislación española previene para la caducidad de los derechos de autor. Posteriormente, en noviembre de 1984 y con motivo del centenario de la publicación de La Regenta, supe que algunos de los clarinistas allí presentes (Laureano Bonet, Jean-François Botrel, Carolyn Richmond, Yvan Lissorgues) se reunían bajo la convocatoria y dirección de Martínez Cachero, para avanzar en aquel ambicioso proyecto, que—al calor del centenario—parecía contar con el imprescindible apoyo de instituciones y entidades financieras de la región. Pero, como suele suceder, las optimistas previsiones iniciales no se vieron confirmadas, de modo que la idea, nunca abandonada por su promotor, fue sometida sucesivamente a la consideración de diversas editoriales (alguna de las cuales llegó a anunciarlo en su programación), sin que ninguna de ellas lo confirmase.

Por mi frecuente y confiada relación con el llorado don José María pude continuar informado de las vicisitudes de aquel plan; y, a mi vez, anunciarle el que, a finales del verano de 1987, Anthony H. Clarke y yo pusimos en marcha con Ediciones Tantín, de Santander: una edición, también en equipo, de las Obras Completas de José María de Pereda, cuyos dos primeros volúmenes aparecieron en el otoño de 1989. Me consta, porque Martínez Cachero fue uno de los primeros y más constantes seguidores de nuestra edición, su interés y aprecio (que supongo teñidos de sana envidia, aunque nunca me lo confesó) por aquella tarea, cuyos tropiezos y dificultades sentía como si fuesen suyos. Y si lo recuerdo aquí y ahora es porque durante varios años ambos asuntos (la difícil marcha de nuestra edición, el impasse en que se encontraba la puesta en marcha de la suya) eran motivo obligado en nuestros encuentros, cartas y conversaciones telefónicas. Hasta que, en 2001, cuando se cumplían cien años del fallecimiento de Clarín, otra vez en Oviedo y en otro congreso clariniano, se confirmó oficialmente que aquella antigua aspiración se haría realidad por parte de las ovetenses Ediciones Nobel, con el patrocinio de la Fundación Masavéu y la entidad financiera CajAstur. Al año siguiente aparecía el tomo V; en 2003, los tomos I, III, IV-1, IV-2, VI; en 2004, el tomo VII; en 2005, el VIII y el IX; en 2006, el X y el XI; en 2009, el XII y último. Un ritmo de publicación envidiable (doce tomos en ocho años), si lo comparo con el de nuestras Obras Completas peredianas, que necesitaron veinte años para culminar sus once volúmenes, con una periodicidad bastante irregular y dilatadas interrupciones. Acaso estas consideraciones parezcan impertinentes (por [End Page 23] demasiado personales), pero creo que me ponen en excelentes condiciones para valorar los resultados de este monumento, no solo en sus aspectos puramente ecdóticos y críticos, sino también—por comparación con mi experiencia—como ambicioso proyecto editorial.

Hay también otra razón de más alcance que justifica la mención a esas dos series de Obras Completas, y tiene que ver con una de las carencias más notables de nuestro repertorio editorial. Al menos en lo que se refiere a los grandes maestros de aquella generación de novelistas (Valera, Pereda, Galdós, Palacio Valdés, Pardo Bazán, Alas...), aparte de las beneméritas colecciones nacidas hace más de...

pdf

Share