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  • Una mirada histórica y cultural del movimiento LGBTTTI mexicano
  • Juan Carlos Rocha Osornio

En contraposición al rechazo cultural de la práctica de la homosexualidad masculina y femenina en uno de los países con mayor tradición católica en el mundo, afortunadamente existen imágenes de las marchas que año tras año se dan cita durante el mes de junio en las céntricas avenidas de la capital mexicana. Éstas ofrecen un testimonio vibrante de la comunidad gay o colectivo LGBTTTI como se ha denominado recientemente al conjunto de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales e intersexuales. Sin embargo, lo que muchos de los espectadores y participantes de este desfile de la diversidad sexual parecen olvidar es que la marcha del orgullo gay de la ciudad de México – como mejor se le conoce – se remonta a una época oscura durante la cual las redadas policiacas y las extorsiones a los homosexuales estaban a la orden del día. Hechos como éstos, aunados al despido injustificado de un empleado de la tienda departamental Sears – a raíz de su supuesta homosexualidad – definieron de manera importante el desarrollo posterior del movimiento lésbico-homosexual, impulsado por intelectuales y artistas ligados a la UNAM, quienes expresaron su oposición e intentaron realizar un boicot público en contra del mencionado establecimiento comercial con carteles y mantas. Pese a su fracaso, el simbolismo de este acto se convirtió en un antecedente importante del movimiento (Mogrovejo 63); de ahí que en adelante surgieran de manera formal los primeros grupos como Lambda y FHAR (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria), fundado el 15 de agosto de 1971 e inspirado en los grupos surgidos en Estados Unidos a partir de las revueltas de Stonewall en Nueva York en 1969.1 Es importante también [End Page 263] destacar la organización de un grupo de lesbianas comprometidas con la causa, porque mostraron que no sólo existían hombres homosexuales en el país, sino también mujeres. Ellas abogaron en su momento por la modificación del nombre inicial del movimiento de Liberación Homosexual por el de Movimiento de Liberación lésbico-homosexual (Mogrovejo 61).

Paralelamente, Nancy Cárdenas, miembro fundador del FHAR, dramaturga, intelectual y activista de amplia trayectoria en México – y figura emblemática considerada la primera mujer lesbiana en el país – acudió en 1973 a las cámaras de televisión del famoso noticiero nocturno 24 horas con Jacobo Zabludowsky, para denunciar el trato discriminatorio que sufrían los homosexuales en México. Al ser cuestionada sobre su aparición en la prensa, Cárdenas respondió de la siguiente forma:

Haz de cuenta que hubiera organizado un encuentro nacional [. . .] fue algo realmente llamativo, fuertísimo. Me hizo una imagen nacional en 15 minutos [. . .] Nadie se me acercó para agredirme, todo lo que recibí fueron felicitaciones, amabilidades, todo eso perfecto pero nadie me dio trabajo, por ejemplo. O las amigas que se atrevían a salir conmigo, disminuyeron a la mitad o a la cuarta parte. Mi familia me dijo qué bien, una participación nacional de esa envergadura, pero lástima que fuera para ese tema de los jotos.

(Mogrovejo 65)

Como podemos dar cuenta a través de su testimonio, Cárdenas logró dar mayor visibilidad al tema y a los grupos que comenzaron a luchar por la igualdad y el respeto de la “gente de ambiente,” como se autodenominaban en aquella época los integrantes del hoy colectivo LGBTTTI. El trato discriminatorio sufrido por parte de su familia y amistades evidencia el pensamiento de los que se consideraban (y se siguen considerando todavía) una mayoría, los heterosexuales. Al respecto, Mogrovejo señala que “no se trata de defender el derecho de las minorías sexuales ya que las sexualidades son tan diversas que aceptar el adjetivo minoría implica la existencia de una sexualidad mayoritaria y hegemónica lo que alimenta la idea de normalidad y anormalidad” (236). La intención es problematizar y poner en crisis los binarismos masculino/femenino que por siglos han subyugado el derecho a otras opciones de vida en común.

La ciudad...

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