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YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY LAS VISITAS EN DOÑA ROSITA LA SOLTERA:¿AMBIENTALES O REFLEJOS? ARTHUR BRAKEL A lo largo de Doña Rosita la soltera, la familia de Rosita (el Tío, la Tía y el Ama) recibe visitas que, excepto en el caso del Novio, aparentan tener poco que ver con el argumento del drama en que Lorca intentaba retratar a “esa cosa grotesca y conmovedora que es una solterona en España” (Lorca, citado en Anderson 222).1 A primera vista estas visitas parecen ser simplemente personajes ambientales, i.e. manifestaciones de “la cursilería española y provinciana” (Lorca, citado en Martínez Cuiti- ño 10) que García Lorca decía que pretendía satirizar (Martínez Cuitiño 9, 10) en su “Poema granadino del novecientos” (67). En este artículo demuestro que además de satirizar lo granadino, cada visita, sea grotesca o cursi, refleja un aspecto de Rosita y su drama personal, cada visita la viene a definir, pero la define como nos define el espejo, fielmente pero al revés. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores cuenta la historia de una familia burguesa que habita un carmen en Granada, ciudad cuya cultura García Lorca conocía íntimamente. En esta tragedia el público presencia tres días en veinticinco años de la vida de las protagonistas: el de la partida del Novio de Rosita, el del santo de una Rosita quince años mayor, y, diez años más tarde, el día de la partida de las tres sobrevivientes (Rosita, la Tía y el Ama) debido a su ruina ocasionada por la generosidad e ineptitud financieras del finado marido de la Tía. Rosita, quien pasó esos veinticinco años nutriendo la esperanza de una boda con su primo, ha acabado abandonada y desilusionada. 1 Aunque no tratamos del Novio en este artículo, estudiaremos sus reflejos en otros personajes que surgen en los actos siguientes. Citaré siempre por la edición de Martínez Cuitiño (1992). YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY 205 Definir a Rosita y su problemática posición social y existencial en el drama ha sido mayormente el papel del Ama y de la Tía, personajes que dominan el escenario narrando, criticando e interpretando las circunstancias en el carmen.2 Pero además de ellas, los personajes supuestamente menores o ambientales, también sirven para definir a Rosita, no tanto por sus comentarios sino por lo que son, por lo que representan y por lo que viven. Tanto es así que Monleón ha acertado al decir que en Doña Rosita la soltera “[l]a idea de personaje secundario o de acción secundaria se modifica. Todos son personajes principales y secundarios; todas las acciones son básicas y marginales” (65). En el Acto Primero Rosita vuelve a casa con sus amigas, las tres hermanas , las “manolas”.3 Fieles a su designación, estas muchachas son alegres y enamoradizas. Entre su llegada y la intervención del Ama (quien deshace la alegría de las muchachas), las manolas y Rosita gozan de un alegre interludio poético adolescente que está realizado en redondillas mayores (87-93). La vida de estas tres “libertinas” se contrasta plenamente con la de Rosita. Ella, a los veinte años está prometida, pero no a ningún galán misterioso sino a un primo que luego la abandonará para siempre. Por el contrario, las manolas, vestidas de gala, se atreven a ir “a la Alhambra, las tres y las cuatro solas” (89-90). Allí supuestamente bajo mirtos “galanes [desconocidos y misteriosos] las esperan”.4 A Rosita tales aventuras le están y le estarán vedadas en su vida de rosa cautiva de su Primo y su Tía. El Acto Segundo, el santo de Rosita, está repleto de visitas – todas ellas importunas. La primera es del Señor X, un pretencioso catedrático de economía política que pretenderá a Rosita (107). Este fastidioso positivista le trae a Rosita como regalo un cursi “pendatif . . . , una Torre Eiffel de nácar sobre dos palomas que llevan en sus picos la rueda de la industria...

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