Recolectando resultados: El portafolio en el curso de metodología pedagógica

Muy a menudo los estudiantes que comienzan la maestría o el doctorado en un departamento de lenguas extranjeras en los Estados Unidos deben matricularse en un curso de metodología de la enseñanza. La razón principal es el ingreso en el programa de posgrado como estudiante y a la vez como instructor/a de cursos básicos de lengua. Con frecuencia, los estudiantes de posgrado llegan al programa sin experiencia o con escasa experiencia. Por consiguiente, el departamento ofrece una orientación inicial que se realiza antes de que empiecen las clases y una clase de metodología que se dicta durante el primer semestre/trimestre de estudios.¹ De esta manera se combina el estudio de la literatura o de la lingüística con la práctica docente. Esta combinación beneficia a los dos grupos involucrados: por un lado, los departamentos obtienen profesores para los cursos de lengua de los niveles más bajos y, por otro lado, los estudiantes de posgrado adquieren experiencia en el campo de la enseñanza—campo al que posiblemente se dediquen en el futuro.

El curso de metodología varía según la universidad y el programa. Nuestra propuesta pretende ser aplicable a cualquier clase de metodología en la que se conjugue la teoría de la enseñanza con la elaboración de materiales y con observaciones. A esta conjunción añadimos un portafolio académico, es decir, una compilación de documentos seleccionados cuidadosamente que demuestra los conocimientos, los talentos y las habilidades del estudiante de posgrado (Seldin y Miller 2009; Brown e Irby 2001). Una organización lógica y clara es primordial (Renfrow e Inderbitzen 2009) y por ello le dedicamos también un apartado a esta cuestión. El uso del portafolio para la evaluación final del curso de metodología no es una idea nueva (Collins 1991; Johnson 1996b y Chang 2001 en formato electrónico).² No lo es tampoco su uso para evaluar el conocimiento de los estudiantes de L2 desde una perspectiva evolutiva cuya meta son unos ciertos estándares, por ejemplo, el de National Capital Language Resource Center (www.nclrc.org/portafolio/modules.html). Sin embargo, nuestra propuesta conecta el portafolio con cada elemento del curso de metodología así como con los valores pedagógicos necesarios en el desarrollo profesional de los futuros docentes.

Últimamente se ha venido subrayando la necesidad de que los profesionales docentes desarrollen una práctica reflexiva que se adapte a las necesidades cambiantes de los alumnos y del contexto. Paralelamente, la defensa de un método pedagógico específico se ha abandonado (Celce-Murcia, Dornyei y Thurrell 1997) para sustituirlo por diferentes estrategias que ayuden a la selección del método más apropiado al siempre cambiante contexto educativo (Kumaravadivelu 2006). Nuestra propuesta pretende mostrar que una clase pedagógica articulada en torno a un portafolio académico—con los elementos y fases que describiremos—puede plasmar estas ideas pedagógicas. El portafolio no constituirá un proyecto independiente que el/la estudiante realice por su cuenta al final del curso y para evaluar un grado de adquisición de conocimientos y/o habilidades, sino que el portafolio se construirá a lo largo del semestre/trimestre y se elaborará en concordancia con las lecturas efectuadas, con la preparación de materiales y con las observaciones de clase.³ De este modo, se convertirá en el elemento esencial y estructurador del curso de metodología. El portafolio se entregará al término del curso, pero no como un proyecto más de final de curso, sino como un conjunto de documentos que se modificará y crecerá a lo largo de los estudios de posgrado e incluso más allá de estos, durante la vida profesional del futuro docente. El portafolio quedará listo cuando el/la estudiante acceda al mercado de trabajo. Por lo tanto, constituirá un trabajo continuo que se iniciará con el curso de metodología pero que se irá completando durante el programa...