Abstract

Lo contemporáneo señala un particular desajuste—una coincidencia y un desencuentro con el presente—que permite ver la luminosidad de nuestro tiempo y, a la vez, percibir su lado oscuro. El campo cultural está definido por ese desarreglo temporal y tal vez por eso, sea el mejor lugar para percibir lo contemporáneo. Este artículo aborda tres objetos culturales producidos en el nuevo milenio—las novelas La Virgen Cabeza (2009) y La Boliviana (2008) y el documental Estrellas (2007)—para rastrear las formas contemporáneas de la articulación entre política y estética. A través del humor, la violencia verbal y la injuria, estos objetos eligen el espacio de la villa, de la pobreza y la exclusión social, como un lugar para producir una nueva imaginación política, conjeturar nuevas utopías, formas inéditas de sociabilidad y asociación comunitaria, y nuevos modos de gobierno y de activismo.

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