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DESEO Y FIJACIÓN EN SANCHEZ ASCANIO CAVALLO El cumplimiento del deseo y Cuídate del agua mansa son películas complementarias, en las que, pese a su distancia en años, Cristian Sánchez ensayó estudios simétricos sobre la sexualidad femenina y masculina. La obra de Sánchez está tan poblada de obsesiones eróticas desde los comienzos de su carrera en los años 70, que estas cintas sólo otorgan continuidad a las anteriores. En Elcumplimiento deldeseo, indirecta continuación de una película anterior ,1 Sánchez explora sexualidad femenina a partir del principio de que el deseo tiene muy poco que ver con la racionalidad. De allí que sea imposible resistir la atracción sexual, aunque la lógica indique que tal relación no sería positiva; y, a la inversa, el análisis racional no conduce a la perfecta satisfacción. El apotegma del filósofo holandés Baruch Spinoza es el pórtico de la película: "El deseo que nace de la razón puede nacer de un sentimiento de dicha, que no es una pasión". Manuela es una mujer casada que se siente insatisfecha con su vida y decide abandonar temporalmente a su marido, Santiago (Marcial Edwards), para probar otras experiencias. Para eso se va a vivir a una casa habitada en su mayor ía por mujeres hasta donde la lleva su amiga Ximena (Isabel Poblete). En una conversación con ella, Manuela deja ver (con el lenguaje tautológico que Sánchez siempre descubre en las improvisaciones "a la chilena") el total desconcierto emocional en que está sumida: Ximena: ¿Se puede vivir sin desafíos, según tú? Manuela: Mira, yo no creo. Por lo menos, no plenamente. Ximena: ¿Y cómo vives tú? Manuela: Ahi tocaste un punto. Ximena: Me parece que no hay mucho desafío ahí. Por ejemplo, en tu relación, vivir así... Manuela: Sí, puede ser. Ximena: ¿Vivir así no será una forma de aceptar tu tristeza? Manuela: ¿Y por qué no aceptarla? Ximena: ¿Y no habrá otro camino? Manuela: No sé, realmente no sé.© 2006-2007 NUEVO TEXTO CRITICO Vol. XIX-XX No. 37-40 322______________________________________________ASCANIO CAVALLO Manuela jamás consigue concretar esta aspiración. A pesar de que se marcha de su casa, deja de estudiar e intenta iniciar una nueva vida, sólo logra un nivel de autonomía muy básico, con demasiadas cosas que no le gustan: por ejemplo, no puede tener sexo ni experimentar emociones con otros hombres. Su liberación se limita a consumar ciertas obsesiones, como espiar a su marido y a un profesor que se ha mostrado interesado en ella.2 Las confusiones de Manuela se materializan en la estructura física de la casa donde se va a vivir: arriba hay un siquiatra que ha perdido su vocación, en la planta baja habitan las mujeres y sus visitantes ocasionales, y el subterráneo es el territorio donde el mayordomo mantiene secuestrada a la empleada más joven. Las amigas de Manuela forman una galería de posibilidades. Por ejemplo, Nicole (María José Balmaceda), con su apología de la seducción, parece la cara opuesta de la liberación femenina: Nicole: ...Puede ser que me enamore, pero no creo que me dure mucho. No creo en la felicidad de nadie, fíjate. No creo en los celos, ponte tú. Manuela: Está bien. Nicole: Yo creo que en la vida hay que dejarse llevar un poco por los impulsos. Es lo mejor que uno tiene, ¿no crees? Hay que entregarse, no guardarse, así, no sé. Creo que la vida tiene muchas cosas, como que de repente es triste, de repente es alegre, como de repente fascinante, terrible, pero nunca debe ser aburrida, ¿no? Bueno, contra el aburrimiento yo creo que es un poco el juego de la seducción, seducir, ser seducida. A mí me encanta que los hombres me miren, que... no sé, como que me gusta fascinarlos, pero también me gusta que miren a otra, que me enloquezcan. La otra, Ximena, actúa con un compulsivo apetito de competencia sexual. Por ello seduce a Santiago, el marido de...

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