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  • Canon, hispanismo y literatura colonial:El Inca Garcilaso en el proyecto de historia literaria de Marcelino Menéndez Pelayo
  • Enrique E. Cortez

La "reconquista espiritual" de América no fue una actividad abstracta para Marcelino Menéndez Pelayo. Al contrario, el historiador de la literatura española definió su profesión hispanista a través de una práctica de apropiación del repertorio literario americano, en la cual el tratamiento de la obra del Inca Garcilaso es un ejemplo privilegiado. Este ejercicio de anexión de autores americanos a la matriz peninsular, obtiene legibilidad como parte de una narrativa histórica de la disciplina literaria que destaca valores como la lealtad idiomática y la filiación religiosa. El trabajo de afiliación de Menéndez Pelayo, expresado de manera contundente en los cuatro tomos de su Antología de los poetas hispano-americanos, en varios casos logró llenar el vacío que no pocas repúblicas americanas exhibían en materia de historiografía literaria. A partir de las selecciones por países de la Antología se construyeron algunas de las futuras historias literarias americanas, sea como discusión de sus criterios, como una ampliación del repertorio canónico que la Antología comprendía, o como el acatamiento de la autoridad cultural de Menéndez Pelayo y sus selecciones, las cuales apuntaban a consolidar un archivo colonial como parte fundante de esas nuevas literaturas nacionales.1 Esta idea de lo colonial se plantea [End Page 276] en su obra como la necesidad del encuentro con una tradición y civilización de origen clásico-grecolatino, que las independencias habían rechazado al combatir el lazo político con España. En la práctica, tal idea de tradición permitirá a la políticamente decadente Madre Patria, asumir un prestigio rector en lo cultural sobre la América independiente. En consecuencia, lo fundamental de la Antología radica menos en el eje de las selecciones como en la ideología que organizaba la jerarquización entre los autores "nacionales" de los nuevos países americanos, valorados por su continuidad con España. Tal es el caso de la evaluación de la obra del Inca Garcilaso, que Menéndez Pelayo ejecuta en el segundo tomo de la Antología, como un ejemplo rotundo de hasta qué punto la literatura del Perú incluía de manera esencial a la época colonial. En este artículo se argumenta que la llamada literatura colonial plantea dos ámbitos en el proyecto de Menéndez Pelayo. El primero tiene que ver con la creación de literaturas nacionales, y en esa dirección se examinará la importancia del Inca Garcilaso para la peruana; el segundo con la redefinición de la literatura española por parte de Menéndez Pelayo, quien en su ejercicio de anexión de la América castellana terminó exhibiendo las carencias y necesidades del canon español.

La colonia y las literaturas nacionales

El proyecto de la Antología que Menéndez Pelayo recibe por encargo de la Real Academia de la Lengua Española, aparece entre 1893 y 1895, un momento de incipientes instituciones académicas en los nuevos países americanos. Si bien no es el caso de Chile, Argentina o Colombia, que desde mediados del siglo diecinueve venían trabajando en la construcción de tradiciones literarias nacionales e, incluso, el caso de México es aun más temprano, esta no fue la norma para los demás países independizados donde la Antología representó el primer esfuerzo para historiar lo literario. Al respecto, Guillermo Lohman Villena en la década de 1950 fue enfático: "[Menéndez [End Page 278] Pelayo] ofrendó el primer esbozo de la historia de las literaturas nacionales, que en muchos casos, hoy a medio siglo vencido, sigue siendo texto indeficiente" (121). El caso del Perú es paradigmático, dado que la primera historia literaria, Carácter de la literatura del Perú independiente de José de la Riva-Agüero, la cual se publicó en 1905, es en muchos sentidos una reacción, pero también un acatamiento, a la sección dedicada a...

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