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180 LATINAMERICAN THEATRE REVIEW Puesta en escena de Dos Charlottes en Buenos Aires* Paula Varsavsky Tanto la puesta de Irene Rotemberg como el texto de Nora Glickman se proponen un objetivo y lo cumplen: transmitir, a través de dos mujeres, el horror de los campos de exterminio en la Alemania nazi y la salvación a través del arte. En un escenario despojado, con música de Bach, donde apenas se utilizan algunos objetos – una silla thonet, una mesa de arrimo y varios cuadros de Charlotte Salomón alrededor del proscenio – se inicia la puesta. Allí, Charlotte Salomón y Charlotte Delbo, a través de sus respectivos monólogos, cuentan sus historias de vida. Ambas estuvieron en Auschwitz, una sobrevivió, la otra no. Estas mujeres, que nunca dialogan durante la obra, lo hacen mediante sus obras de arte. El único cambio escenográfico que se produce durante la obra es la proyección de diapositivas de acuarelas de Charlotte Salomón. Charlotte Delbo, una mujer de mediana edad, cristiana, sobreviviente de Auschwitz, narra su paso por aquel campo de concentración, a partir de su contacto con la obra expuesta de la artista plástica Charlotte Salomón. Sin lágrimas ni sentimentalismo, el racconto adquiere fuerza gracias a la interpretación contenida y clara deAlejandra Ramos. Su dicción es excelente. Quizás el mayor logro del primer monólogo radique en la minucia descriptiva de los momentos en que Charlotte Delbo logró dirigir teatro con la ayuda de sus compañeras. Confeccionando trajes con retazos se animaron mutuamente: “en el espacio de dos horas, mientras las chimeneas no dejaban de vomitar su humo de carne humana, nosotras no dejábamos de creer en lo que estábamos haciendo.” Así, se llega a conmover al espectador a través del recuento de pequeñas imágenes que, como pinceladas, van trazando la muerte y la vida. Porque la actuación, en ese contexto, significaba la certeza de estar vivo, la necesidad de la comedia y del detalle cotidiano. Todo esto ayudaba a sobrevivir a mujeres que tenían los minutos contados. La liberación llegó tarde para la mayoría. En la segunda mitad del espectáculo, Delbo recibe a Salomón que entra caminando desde el fondo del escenario en línea recta hacia el público. Lleva consigo una valija de cuero marrón llena de acuarelas. Entonces, se ubica de perfil para narrar su historia de vida. Natalia Rey encarna a una vigorosa aunque perpleja Charlotte Salomón. Esta joven judía alemana murió FALL2005 181 embarazada de cuatro meses hacia finales de la guerra. Proveniente de una familia plagada de suicidios, incluido el de su madre, cuenta acerca de los ocultamientos familiares – la vana mentira acerca de la muerte de su madre, su búsqueda de una figura sustituta y su primer desengaño amoroso. Pero, por encima de todo, muestra la ironía que supuso “haber sido exterminada en Auschwitz justamente cuando había conseguido quitarse de encima sus demonios suicidas a través de sus cientos de pinturas.” Esta ficción teatral rescata la vida y la obra de dos mujeres que estuvieron en Auschwitz. Su puesta actual adquiere una particular relevancia, tanto por la celebración del 60 aniversario de la liberación de este campo de exterminio, como por el lugar donde se monta. El público argentino no es ajeno a esa forma de horror: el modelo nazi, es sabido, fue implementado en los campos de concentración en Argentina durante el último gobierno militar. Buenos Aires *Dirección: Irene Rotemberg; Actuación: Natalia Rey y Alejandra Ramos; Dramaturgia: Nora Glickman; Fotografía: Marianela De Pietro; Producción: Teatro en movimiento; Duración: 1 hora 15’. Espectáculo sin intervalo. Auditorio Sociedad Hebraica Argentina: Sarmiento 2233, Capital. (La pieza ya ha sido montada en Israel y en Estados Unidos.) ...

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