In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Coluccio Salutati en España:La versión romance de las Declamationes Lucretiae
  • María Morrás

A don Ottavio, que plantó tienda de italianidad en España

Resulta casi imprescindible, en un homenaje al profesor Ottavio Di Camillo, detenerse a considerar la presencia de los poetas y oradores italianos en España. En 1976, cuando aún dominaba la imagen de Antonio de Nebrija como el "debelador de la barbarie" y "el primero que plantó tienda de latinidad en España y osó poner pendón de nuevos preceptos", El humanismo castellano del siglo XV abrió una senda fructífera que exploraba, por un lado, la huella del humanismo italiano en la Península, y por otro, trataba de determinar los cauces propios que permitieron arraigar las novedades venidas del otro lado del Mediterráneo, con mayores o menores adaptaciones a las peculiaridades y necesidades del contexto hispánico.1 El carácter pionero de este estudio [End Page 209] hizo que hubieran de pasar veinte años y varios artículos trascendentales de la siguiente generación para que su labor fuera en cierto modo prolongada en el denso libro de Ángel Gómez Moreno, cuya orientación y título, España y la Italia de los humanistas: Primeros ecos, es un homenaje implícito a la labor del profesor de la Universidad de Nueva York. Este breve artículo pretende hacerlo de manera explícita, tomando como punto de partida una sola de las ricas observaciones del estudioso italo-americano.

En las primeras páginas de su libro, Di Camillo escribía que "a pesar de no encontrar referencias a Salutati en los escritos españoles de la época . . . nos tropezamos con el hecho desconcertante de una traducción, la de una de sus más populares declamaciones, Declamaciones de Collucio . . . acerca de Lucrecia", y aventuraba que procedería "probablemente de un manuscrito que habría estado en la biblioteca papal [del Papa Luna, Benedicto XII]" (El humanismo 21). Di Camillo no explicaba cómo podía haber pasado a manos de Santillana esta copia, remitiendo sin más a la traducción reseñada por Mario Schiff (8-11) y que se encontraba en la biblioteca de don Íñigo. Tampoco caía en la cuenta -ni él, ni ninguno de los investigadores posteriores, a falta de un epígrafe identificatorio en el texto- que existía otra versión del mismo opúsculo y que se hallaba incluido en el célebre Cancionero de Herberay des Essarts, accesible desde 1951 gracias a la edición de Charles Aubrun.

En este primer desbroce sobre la presencia de Salutati en Castilla editaré las dos versiones, en realidad procedentes de una única traducción, e intentaré seguir las leves trazas de sus contactos con la Península con el fin de contribuir, con una minúscula y aun mal restaurada tesela, a recomponer el vasto y complejo mosaico que constituye la recepción del humanismo italiano en España.

Como es bien sabido, y recuerdan Di Camillo (El humanismo 21-37, 72-74) y Ángel Gómez Moreno (España y la Italia, cap. 3 y 5), por limitarme a dos hitos fundamentales en el tema que nos ocupa, Coluccio Salutati (1371-1406) constituye una figura fundamental para el asentamiento y la difusión del primer humanismo italiano. Frente a la figura formidable pero solitaria de Petrarca, Salutati se esforzó, sobre todo, en rodearse de jóvenes letrados y de crear para ellos un medio fértil para el estudio de los clásicos, logrando [End Page 210] con éxito hacer de Florencia el foco principal de lo que puede calificarse la primera gran generación de humanistas italianos (B. Ullman; A. Petrucci; R. Witt, 416 y ss.). Reunía Salutati varias condiciones que aseguraron su liderazgo. Su posición como canciller le permitió ejercer de mecenas, mientras que su capacidad para identificar a los jóvenes más prometedores en el terreno intelectual y para proporcionarles un entorno rico en estímulos, hizo posible un ambiente social favorable al intercambio de ideas y textos; su longeva vida y una actividad epistolar incansable aseguraron la difusión de...

pdf

Share