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  • Los antecedentes bucólicos de las Coplas de Mingo Revulgo
  • Devid Paolini

Según los escasos datos conocidos acerca de su composición, las Coplas de Mingo Revulgo tuvieron que escribirse alrededor de 1464 contra Enrique IV, rey de Castilla y León desde 1454 hasta 1474.1 La sátira, anónima,2 presenta un diálogo entre el pastor Mingo y el profeta Gil. El primero se queja de sus males y acusa al rabadán Candaulo de descuidar el rebaño y preferir irse tras los zagales tocando el caramillo, sin preocuparse de lo que le pueda pasar a sus ovejas. Por su parte, Gil le contesta a Mingo que la culpa es también suya, por sus pecados, y, tras profetizar la inminente llegada de una calamidad tras otra (hambre, guerra y peste), le aconseja la penitencia y el acercamiento a Dios como única solución a sus males.

La peculiaridad e importancia de la sátira reside en el hecho de ser la primera bucólica alegórico-política en castellano, cuya influencia, directa o [End Page 231] indirecta, se dejará ver en varias obras posteriores.3 Si la relación con estas últimas resulta relativamente fácil de individualizar, más complicada parece ser la búsqueda de un hilo conductor que una los posibles antecedentes latinos, neolatinos y vernáculos de las Coplas de Mingo Revulgo.

El propósito del presente trabajo es señalar y analizar los principales textos bucólicos que bajo un velo alegórico aludieron a hechos contemporáneos, concentrándonos, en particular, en aquellas composiciones de carácter político y satírico que se refirieron a personajes o situaciones de su época.

El pastor como personaje literario tiene orígenes muy antiguos. Ya en las Sagradas Escrituras se encuentra la asociación Cristo-pastor, guía y maestro del rebaño.4 En la Ilíada de Homero (ca. VIII a.C.) se le llama a Agamenón “pastor de hombres” (II. 84–243), mientras que en el Escudo de Heracles, atribuido a Hesíodo (ca. VIII a.C.), a Anfitrión se le apela “pastor de pueblos” (37–42).5 Sin embargo, le cabe a Teócrito (ca. 310 a.C.-260 a.C.), poeta helénico oriundo de Siracusa, el mérito de haber convertido la figura del pastor en protagonista del género pastoril, género que gozará de enorme éxito con el correr del tiempo. En sus Idilios presenta ya bien desarrolladas todas las peculiaridades típicas del mundo bucólico: una naturaleza idealizada, el diálogo entre pastores, vaqueros o cabreros que se quejan de sus amores, o compiten entre ellos con música y canto, etc. Si a Teócrito se le considera el fundador de la poesía pastoril, gracias a Virgilio (70–19 a.C.) y a sus Bucólicas la égloga llegó a su más completa realización. Escritas entre los años 42 y 39 a.C., las diez composiciones del mantuano [End Page 232] cuentan entre las características principales la brevitas, la más rebuscada elaboración formal y el refinamiento erudito. Todos estos elementos, junto con el uso de la alegoría, la referencia a hechos contemporáneos y las reflexiones meta-poéticas, impondrán al pastor como figura literaria.

En las églogas de Virgilio encontramos un primer ejemplo de poemas pastoriles con un sentido alegórico y, a veces, político. Piénsese, por ejemplo, en las églogas I (Melibœus y Tityrus) y IX (Lycidas y Mœris), donde se hace referencia a la confiscación de las tierras llevada a cabo después de la victoria de Octavio y Marco Antonio en Filipos, tierras que serían luego redistribuidas entre los soldados veteranos; o en el simbolismo de la égloga IV que llevaría a ciertos autores a una lectura mesiánica del poema, identificando en el nacimiento de un niño que traerá consigo una nueva Edad de Oro, la profecía de la venida de Cristo. No hay que olvidar que unos quince siglos después, Juan del Encina, en su adaptación/traducción de...

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