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LA INASIBLE TRASCENDENCIA: HERMANDAD DE FEDERICO GARCÍA LORCA CON FRAY LUIS DE LEÓN1 por Patricia A. Fitzpatrick University of Miami EN la introducción a su edición de las Conferencias de Federico García Lorca , Christopher Maurer habla de “otras charlas y conferencias” que Lorca “pronunciaría” (11), entre las cuales figura una sobre Fray Luis de León; sin embargo, las investigaciones de Maurer le llevan a declarar que “ni siquiera poseemos noticias de la prensa, si es que realmente llegó a redactar [esas charlas ].” Es muy factible que Lorca fuera preparando dicha conferencia ya que le rinde gran homenaje a Fray Luis en su hermosa oda “Soledad” (1928) y es lamentable para los especialistas en la obra lorquiana que el poeta no llegara a dar la supuesta conferencia. Si lo hubiera hecho, sus palabras podrían haber esclarecido el verdadero papel que el fraile agustino desempeñó respecto a la obra de Lorca. La obra temprana de Lorca evoca la del fraile de varias maneras y el misticismo de Fray Luis se compenetra con la inmanencia mística lorquiana. No obstante cierta polémica sobre la clasificación de Fray Luis como místico , se ha estudiado su vida y obra junto a las de los grandes místicos españoles , y, tal vez por esta misma razón, su influencia en Lorca es tan reveladora.2 Reconociendo la ambigüedad del término misticismo, Dámaso Alonso intenta catalogar a Fray Luis: Si por misticismo entendemos el impulso místico, el ansia de elevarse a la unión con Dios, Fray Luis es místico, porque éste es el sentido de toda su poesía. Si entendemos la unión con Dios, como está intuida en Santa Teresa o en San Juan de la Cruz, nada más lejos del mis53 ticismo que nuestro poeta. Su posición es la del desterrado que mira con envidia los prados altos y cencidos. (783) La envidia a que Dámaso Alonso se refiere equivale al ansia, a la angustia y al anhelo por parte de Fray Luis de huir “del mundanal ruïdo” (II: 2) como se lee en su célebre poema “Vida retirada”. No es de extrañar que los estados de ánimo descritos sean los mismos que la crítica observa una y otra vez en Lorca, tanto en la voz lírica de la obra temprana como en la de la posterior. La envidia se vuelve angustiosa debido a la huida de lo terrenal hacia otra esfera que les es negada a ambos poetas. Fray Luis especifica su ansia en varias ocasiones , como vemos en “Vida retirada”: “ando desalentado / con ansias vivas, y mortal cuidado” (II: 19-20); y en “Noche serena”: “el amor y la pena / despiertan en mi pecho un ansia ardiente” (II: 6-7). El Padre Félix García señala el “dolor humano y anhelo divino” en los dos primeros versos de “A Francisco Salinas”: “El aire se serena / y viste de hermosura y luz no usada” (I: 14). El obstáculo que impide la huida a Fray Luis es representado en su poesía por la prisión, con un significado más allá de su encarcelamiento por el Santo Oficio veinte años después de la creación de las odas aquí citadas. Elias L. Rivers ofrece una nota al lector de Fray Luis identificando “esta cárcel baja, escura” de “Noche serena” como metáfora de la vida terrenal (119). En esta misma oda leemos: “¿Quién es el que esto mira / y precia la bajeza de la tierra , / y no gime y suspira / por romper lo que encierra / el alma y de estos bienes la destierra?” (II: 61-65) En “A Felipe Ruiz” la imagen es sumamente clara: “¿Cuándo será que pueda, / libre de esta prisión, volar al cielo, / Felipe, y en la rueda / que huye más del suelo, / contemplar la verdad pura, sin velo?” (II: 1-5) El símbolo del velo es aprovechado por varias tradiciones místicas, pues enturbia la vista del contemplativo y sólo Dios lo puede quitar para revelarse en la unión divina...

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