Abstract

This article examines the impact on the visual arts in Cuba of a period commonly referred to as the gray years, a period during the 1970s when economic and cultural practices copied from the Soviet bureaucracy had great weight. It contends that though Cuba's cultural space was restricted during the gray years, there were always artists who created points of resistance, refusing to accept either the stereotypical notions of Cuban identity that a layer of dogmatists ensconced in major cultural institutions or their bureaucratic excesses promoted. The article locates this cultural discourse in polemics that unfolded in the 1960s, when notions of socialist realism were sharply contested, and it furthermore notes how both periods of debate are providing vital reference points in contemporary discussions on cultural policy. With the demise of the Soviet Union and the introduction of the Special Period in the 1990s, artists in Cuba were forced to contend with new factors that challenged the mode of cultural production on the island, particularly the growing inroads of the capitalist market. The article explains how initiatives like the Battle of Ideas, launched in 1999, can help avoid a comparable future rupture with the Cuba's cultural policy.

Abstract

Este artículo examina el impacto en las artes visuales en Cuba de un período comúnmente conocido como los años grises, un período durante la década de 1970, cuando las prácticas económicas y culturales copiadas de la burocracia soviética tenían gran peso. El artículo se sostiene que, aunque el espacio cultural de Cuba se restringió durante los años grises, es incorrecto concluir que la producción artística fue tan limitada por la estrecha visión política de una parte de los funcionarios culturales, que se produjo poco digno de consideración. De hecho, siempre hubo artistas que crearon puntos de resistencia, negándose a aceptar ya sea las nociones estereotipadas de la identidad cubana promovida por una capa de dogmáticos instalados en las principales instituciones culturales o sus excesos burocráticos. Se sitúa este discurso cultural en la polémica que se desarrolló en la década de 1960 cuando se hizo pronunciada oposición a las ideas del realismo socialista, y además, el artículo nota cómo estos dos períodos de debate proporcionan puntos de referencia vitales a las discusiones contemporáneas sobre la política cultural. Con la desaparición de la Unión Soviética y la introducción del Período Especial en la década de 1990, los artistas en Cuba se vieron obligados a enfrentarse a nuevos factores que cuestionaron el modo de producción cultural en la isla, en particular, las crecientes incursiones del mercado capitalista. El ensayo explica cómo la Batalla de Ideas, una importante iniciativa lanzada en 1999, contribuirá a evitar una ruptura futura comparable, con la política cultural de Cuba.

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