Abstract

Medical diplomacy, the collaboration between countries to simultaneously produce health benefits and improve relations, has been a cornerstone of Cuban foreign policy since the outset of the revolution fifty years ago. It has helped Cuba garner symbolic capital (goodwill, influence, and prestige) well beyond what would have been possible for a small, developing country, and it has contributed to making Cuba a player on the world stage. In recent years, medical diplomacy has been instrumental in providing considerable material capital (aid, credit, and trade), as the oil-for-doctors deals with Venezuela demonstrates. This has helped keep the revolution afloat in trying economic times. What began as the implementation of the one of the core values of the revolution, namely health as a basic human right for all peoples, has continued as both an idealistic and a pragmatic pursuit. This article examines the factors that enabled Cuba to conduct medical diplomacy over the past fifty years, the rationale behind the conduct of this type of soft power politics, the results of that effort, and the mix of idealism and pragmatism that has characterized the experience. Moreover, it presents a typology of medical diplomacy that Cuba has used over the past fifty years.

Abstract

La diplomacia médica, la colaboración entre países para que simultáneamente se produzcan beneficios en la salud y mejoren las relaciones, ha sido la esencia de la política exterior de la revolución desde sus inicios hace cincuenta años. Esto ha ayudado a que Cuba gane capital simbólico (buena voluntad, influencia y prestigio) más allá de lo posible para un pequeño país, en vías de desarrollo, y además ha contribuido a que Cuba sea un factor en el ámbito mundial. En los años recientes, la diplomacia médica ha sido instrumental en la adquisición de capital material considerable (ayuda, créditos y comercio), como lo demuestra el arreglo con Venezuela de doctores por petróleo. Esto ha ayudado a que la revolución sobreviva en momentos económicos muy difíciles. Lo que empezó como la ejecución de uno de los valores esenciales de la revolución, es decir, la salud como un derecho humano básico para todas las personas, ha continuado siendo objetivo tanto en términos idealistas como pragmáticos. El presente artículo analiza los factores que le han permitido a Cuba ejercer la diplomacia médica en los cincuenta años que han transcurrido, la lógica racional que subyace en la conducción de este tipo de política de poder inteligente, los resultados de este esfuerzo y la mezcla de idealismo y pragmatismo que han caracterizado esta experiencia. Además, se presenta una tipología de la diplomacia pública utilizada por Cuba en los pasados cincuenta años.

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