Abstract

El príncipe constante, una de las obras maestras de Pedro Calderón de la Barca, ha sido cuidadosamente editado varias veces por prestigiosos eruditos. Asimismo, la crítica también ha prestado una merecida atención a la cuestión de las fuentes de la obra. Sin embargo, ninguno de los editores o estudiosos ha localizado en la tercera jornada del drama calderoniano una clara paráfrasis de ciertos versos del Libro II de la Eneida de Publio Virgilio Marón. El objetivo de nuestro trabajo es demostrar que Calderón parafrasea a Virgilio en un parlamento incluido en los versos 2663-70. Además, también estudiamos el misterioso sentido de la cita. En efecto, Calderón usa el pasaje virgiliano en un contexto radicalmente diferente del que tenía en la Eneida. Para explicar el significado de este cambio, que parece contradecir el mensaje general de El príncipe constante, llevamos a cabo un estudio de la historia de la recepción del pasaje virgiliano del Caballo de Troya en la Edad Media y Siglos de Oro. Asimismo, pasamos revista a otras apariciones del pasaje en autores áureos españoles, y en la emblemática de la época. Gracias a este contexto, insertamos la cita virgiliana en el ambiente neoestoico que estaba en boga en el momento de representación de la comedia, e interpretamos la paráfrasis desde un punto de vista moralizante muy a tono con el mensaje central de El príncipe constante. La influencia de los neoestoicos y, particularmente, de Justo Lipsio, aclara el sentido de la cita, al tiempo que saca a la luz otra serie de referencias morales muy semejantes que se encuentran en diferentes puntos de la obra. Además, el estilo esotérico de la alusión virgiliana nos permite reflexionar sobre los métodos retóricos y didácticos de los artistas del Siglo de Oro, concretamente sobre el paralelismo del estilo calderoniano y el de ciertos cuadros morales de la época, como las famosas vanitates de Holbein o Valdés Leal.

pdf

Share