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FORUM EL SIGLO DE ORO TABERNARIO DE ALBERTO MIRALLES: TRADICIÓN Y VIGENCIA DE LA LOA JOSE A. MADRIGAL Auburn University/University of Colorado La vida teatral madrileña durante la temporada estival disminuye de tal forma que, a veces, esta ciudad de más de cuatro millones de habitantes sólo ofrece una o dos comedias del Siglo de Oro y, en ocasiones, éstas no brillan ni por su puesta en escena, ni tampoco por su labor actoral. En el verano del 90 se siguió fielmente dicha tradición al solamente representarse Las mocedades del Cid (del 4 de julio al 30 de septiembre en el Teatro Español), La dama boba (del 27 de julio hasta el 2 de septiembre en el Parque del Emir Mohamed I) y una fugaz aparición de La noche toledana (del 3 al 5 de agosto en el Conde Duque). Al igual, ninguna de ellas deslumhró al público. Para no crear una impresión errónea debe mencionarse que en el resto del país y aun fuera de España, en Chile, se llevaron a las tablas un gran número de escenificaciones, entre las cuales merece mención de honor El lindo don Diego dirigida y protagonizada magistralmente por Paco Portes durante el ya muy reducido Festival de Almagro que tuvo lugar desde el 6 hasta el 26 de julio. Sin embargo, a pesar de la carencia de comedias en el panorama escénico de la capital, ocurrió algo que rompió su monotonía: el montaje de Fiesta del Barroco con comedia, loa, mojiganga, animación (grabados, libros, disfraces, tarot, cerámica, pintura, quiromancia, baraja, etc.), música, canciones, bailes, gastronomía y hasta curas amonestadores. La obra de teatro, La dama 163 164BCom, Vol. 43; No. 1 (Summer 1991) boba, adaptada muy eficazmente por Alberto Miralies y dirigida por Antonio Guirao no constituyó lo mejor del espectáculo, sino que ocupó un segundo plano frente a la espectacularidad de la mojiganga, basada en Las visiones de la muerte de Calderón, y especialmente de la loa, creación original también del multifacético Alberto Miralies. Antes de pasar a hacer algunos comentarios sobre la loa y reproducirla en su totalidad al final, algunas palabras sobre este dramaturgo contemporáneo que estuvo encargado de la dramaturgia en esta fiesta barroca del Verano de la Villa 1990: Nacido en 1940 en Elche y licenciado en Filología Románica, Alberto Miralles se ha dedicado de lleno al teatro donde su labor creadora ha sido galardonada con numerosos premios, entre los cuales se encuentra el de la Real Academia de la Lengua en 1975. Sus obras más conocidas están editadas en dos volúmenes (Colón y Lafiesta de los locos) y sus más recientes estrenos, acogidos calurosamente por el público y la crítica españolas, abarcan temas de gran extensión como puede verse en los siguientes títulos: Céfiro agreste de olímpicos embates, Cristóbal Colón y El trino del diablo. Además de su producci ón dramática, ha adaptado muchas obras de Lope, Calderón, Tirso, Shakespeare, Aristófanes, etc., y ha actuado en algunas de ellas. Otros rasgos de su intensa carrera literaria son sus dos novelas. (Una semana pintada de negro y Mi país es tu piel), sus artítulos y ensayos sobre el teatro contemporáneo español, su labor de director teatral y la importante creación del grupo Càtaro que ha tenido un gran impacto en la renovación escénica española. Actualmente continúa escribiendo, actuando, dirigiendo, ejerciendo de secretario general de la Asociación de Autores de Teatro, e impartiendo clases de interpretación en el Taller de Artes Imaginarias, al igual que un seminario de teoría y práctica dramáticas durante los veranos en el programa académico de Auburn University en Madrid. La loa, con sus antecedentes en el introito del siglo XVI y su vigencia en el género chico, demostró durante el Siglo de Oro, y especialmente a través de las cuarenta composiciones de su mayor exponente Agustín de Rojas...

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