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  • Los últimos días de Pompeya como fuente de inspiración de El Grande Oriente
  • Fabio Javier García Saleh

Introducción

Edward George Earle Lytton Bulwer-Lytton, Lord Lytton de Knebworth (1803–1873), fue un escritor fundamental en su época, muy exitoso y que a la vez gozó de la admiración de la crítica. Sin embargo, el tiempo ha condenado al olvido la obra de este literato, a pesar de que en vida su producción ejerció gran influencia en los diversos géneros que cultivó. En este trabajo consideraremos la novela por la cual es casi exclusivamente recordado en la actualidad, Los últimos días de Pompeya (1834), en relación con El Grande Oriente (1876) de Benito Pérez Galdós (1843–1920). Veremos que guardan varios puntos en común, por lo que en este trabajo trataré de demostrar que Los últimos días de Pompeya se puede considerar una fuente significativa para varios personajes y elementos argumentales de El Grande Oriente.1

Esta constatación permitirá apreciar la impronta política y filosófica de la novela galdosiana, más allá de su discurso crítico ante la actuación de las sociedades masónicas en el trienio liberal, fondo y trasfondo de El Grande Oriente.2 Para ello será útil comparar las dos obras de los novelistas grancanario e inglés con otras de la época que también tratan el tema de las organizaciones iniciáticas desde el mismo punto de vista.

A pesar de que en la biblioteca de Galdós, tal como se conservó en la Casa Museo Pérez Galdós, no se encuentra ningún ejemplar de Los últimos días de Pompeya, sí hay otras dos novelas posteriores de Bulwer-Lytton en su versión francesa: Mon roman, traducción de My Novel, or Varieties in English Life (1853) y Qu’en fera-t-il, traducción de What Will He Do with It? (1858) (Nuez, Biblioteca 128). Teniendo en cuenta que fueron dos novelas posteriores a la que analizamos y mucho menos famosas, suponemos que si Galdós las poseía, muy probablemente debió tener también Los últimos días de Pompeya.

Los últimos días de Pompeya había sido publicada en español en 1848, en una traducción de Isaac Núñez de Arenas de Les derniers jours de Pompéi (1834), la traducción francesa de la obra. La influencia de Bulwer-Lytton en España fue notable; para comprobar el éxito de Los últimos días de Pompeya en nuestro país casi bastaría esta cita de Pedro Antonio de Alarcón tras su visita a la ciudad en 1861: “Después de una noche inolvidable, cuya primera mitad he pasado contemplando a Pompeya a la luz de la luna, y la otra mitad soñando con la novela de Bulwer” (657). Pedro Antonio de Alarcón es un ejemplo de cómo la novela de Bulwer-Lytton fue tan leída que, desde entonces, la rememoración imaginaria de la ciudad fue más literaria que arqueológica, incluso para aquellos que la visitaban, a pesar de contemplar sus ruinas in situ. Cuando Galdós visitó Pompeya en 1888 (Ortiz Armengol 431) escribió: “Entre las casas más notables se visitan la del Citarista, la del Poeta trágico, en la cual coloca Bulwer la morada de Glauco en su célebre novela El último día de Pompeya” (Pérez Galdós, Viajes 1420). Como tantos viajeros decimonónicos, Galdós contempla las ruinas de Pompeya con una sensibilidad mediatizada por la popular novela de Bulwer-Lytton. [End Page 35]

Pero la influencia de Los últimos días de Pompeya en el siglo XIX fue más allá de los viajeros que visitaron la ciudad rescatada del olvido, de hecho fue considerable entre numerosísimos novelistas. Campbell (170–71) sugiere que parte de “The Cask of Amontillado” está basada en Los últimos días de Pompeya, y Leon Howard (171) asegura lo mismo de las notas sobre magia goética y teúrgica en Moby Dick (1851). Pero también influyó profundamente en pintores, artistas e...

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