La Casa de Borgoña: la Casa del rey de España

4- La influencia del modelo borgoñón enla Casa de las emperatrices hispanas (1629-73

547 4- La influencia del modelo borgoñón en la Casa de las emperatrices hispanas (1629-73)1 Laura Oliván Santaliestra Corría el año 1630 cuando Felipe IV se despidió de su hermana María Ana, desposada por poderes con el rey de Hungría Fernando III, con unas instrucciones secretas que actualmente son muy conocidas por la historiografía y han sido reproducidas en numerosas publicaciones. Pedía el monarca a su hermana: “Que procure con desvelo y atención particular conservar en su servicio el estilo de la Casa de Borgoña, que tanto estimamos acá y deseamos que nuestras infantas en ninguna parte lo olviden, y con grande instancia así con su Majestad Cesárea como con el Rey de Hungría en mi nombre, inste a VM que no permitan que esto se deje de ejecutar ni que VM con el carácter de Infante de Castilla, deje de observar el estilo de la Casa de Borgoña, cosa que yo tendré a particular favor, que sin duda para la decencia de la persona de VM es de grande conveniencia y no menos para la del Emperador y Rey de Hungría, y para nosotros de grandes inconvenientes lo contrario. Y parece que en Casa, donde todos somos uno, no sería justo dejase yo de conseguir cosa que tanto deseo y precio, como nos ha sucedido con sentimiento nuestro en Francia2 . Este fragmento es revelador porque demuestra la utilización del ceremonial como arma política. Felipe IV instaba a su hermana (la reina de Hungría por su matrimonio por poderes con Fernando III, hijo del emperador Fernando II) a la conservación de los usos, estilos y ceremonias de la Corte de Madrid. A la vez, el monarca identificaba la 1 Este capítulo se ha realizado con la ayuda de los siguientes proyectos financiados por el MICIN: El nacimiento de la esfera pública (1680-1833): bases socio-profesionales y pautas culturales en la monarquía española, dirigido por María Victoria LópezCord ón Cortezo (FFI2008-02276/FISO) y El hecho cotidiano en la edad moderna: lo doméstico, entre lo privado y lo público. Historia comparada entre el interior y la periferia dirigido por Miguel Luis López-Guadalupe (HAR2011-26435-C03-03). 2 Citado por Félix Labrador Arroyo, “La influencia de la Casa de Castilla”, pp. 227-62. 548 548 La expansión de la Casa de Borgoña Casa de la reina-infanta con la de Borgoña. Esta asimilación tiene dos explicaciones fundamentales. En primer lugar, la vinculación de Borgoña con la Casa de la infanta merece una explicación en tanto en cuanto Felipe II había estructurado la Casa de su esposa Ana de Austria a la manera castellana desde que concediera las primeras Etiquetas oficiales a la Casa de esta consorte en 15753 . A partir de esa fecha, el resto de las Casas de las mujeres de la Monarquía se habían formado a imagen y semejanza de la de doña Ana, aunque, en tiempos de Felipe IV, estas mismas Casas se consideraban borgoñonas. A la altura de 1630, lo castellano y lo borgoñón personalizaban la Casa de las reinas e infantas alcanzando un punto de mixtificación de tradiciones difíciles de desligar. Las raíces castellanas de la Casa de las reinas pervivían, pero bajo el potente latido de la Casa de Borgoña. En segundo lugar, Felipe IV alude a la Casa de Borgoña de su hermana –a la que en el texto considera su embajadora- por claros intereses políticos de su Monarquía. Apelando al estilo de la misma, el monarca invocaba los gloriosos orígenes de su Dinastía y a sus majestuosos antepasados con el único fin de legitimar su poder ceremonial en la corte vienesa, regida por otra rama Habsburgo donde lo borgoñón, como ha demostrado Jeroen Duimdam, tenía inspiraciones míticas4 . Felipe IV, con estas palabras, reivindicaba la Casa de Borgoña como exclusiva de su Corte, pues la auténtica era la suya, y no la de los otros Habsburgo, donde las tradiciones austriacas y alemanas habían tergiversado lo borgoñón. Felipe IV era consciente de que en Viena se estilaban otras tradiciones ceremoniales porque “la casa de Borgoña que tanto estimamos acá” no se desarrollaba “allá”. Ni siquiera los propios cortesanos vieneses se identificaban...