In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

59 En este capítulo, analizaremos el modo en que el discurso normativo en torno a la prostitución se compone también de manifestaciones literarias, especialmente la picaresca femenina.1 Además, subrayaremos cómo estas producciones se adhieren a ese discurso en mayor o menor medida, asimilándose al engranaje de la máquina discursiva y represiva empleada para la acusación de la mujer libre. En efecto, estamos de acuerdo con Tatiana Bubnova en su “firme convicción de que el ‘contexto’ histórico y social es el que proporciona, siempre y de cualquier forma, el campo de problemas, el imaginario y hasta la fuente de fantasía para los autores de la ficción” (416). De esta forma, predicadores, moralistas y legisladores se enfrascan en la creaci ón de un argumento que muestre la necesidad de un control social a través de las casas de recogidas, la institución del matrimonio o el convento. En esta segunda parte, demostraremos cómo ciertos escritores que tratan el tema de la picaresca directa o indirectamente se suman a los creadores del discurso de control social antes descrito. Estos temas, tratados desde los diversos sectores antes mencionados, y estudiados con respecto a la literatura por parte de José Maravall en su Literatura picaresca desde la historia social (1986), prueban que la vanidad, el lujo, la lujuria y la prostitución son vistas en general como faltas típicas de la mujer que necesitan ser reconocidas a través de su descripción para poder ser erradicadas. Al mismo tiempo, la mujer debe reconocer y asimilar su pertenencia al estatus asignado: doncella, esposa, monja, puta de mancebía. Es así, como señala Maravall, que las diferentes estructuras de poder se ocupan de controlar a la mujer por medio de unas instituciones (la Iglesia, la familia, Capítulo dos Literatura como fenómeno social ante el debate sobre la prostitución La prostituta y su función literaria en La pícara Justina 60 Capítulo dos el estado) y un discurso (sermones, leyes) al que se suma la cultura y la ideología. El objetivo fundamental es asegurar que el discurso hegemónico patriarcal prevalezca. El sociólogo francés Pierre Bourdieu llama a este fenómeno “hábitus.” En general, el hábitus es el producto de la internalizaci ón y generalización de principios culturales arbitrarios—es decir, procederes que a veces no responden a la justicia o a la razón, pero que son aceptados por conveniencia, un ejemplo podría ser la esclavitud, medida aceptada por el poder y justificada ante Dios en un momento histórico—emitidos originalmente por un poder determinado. Según Bourdieu, el hábitus se compone de modos de percepción, evaluación, clasificación y acción, es decir, de un conjunto de expectativas y aprehensiones , que en el caso del ámbito cultural determina, entre otras cosas, cómo se entienden las reglas del juego—en un momento la esclavitud se acepta como natural, después se condena, igual ocurre con la prostitución. Además, el concepto de hábitus está directamente relacionado con el de “capital simbólico” o “cultural,” que para Bourdieu es un término paralelo al del capital económico del materialismo histórico. Sin embargo, la posesión de capital cultural es para el sociólogo francés mucho más importante que la del económico para la perpetuación de las desigualdades sociales, pues como podemos comprobar en el caso de la picaresca el poder material no concede el estatus que el pícaro desea.2 En nuestro campo concreto de estudio, podría decirse que el hábitus favorece el mantenimiento de la mujer como objeto que necesita del control masculino—el hábitus internalizado por la sociedad dicta que las mujeres son vanidosas, lujuriosas y débiles . Como consecuencia, estas características asociadas con la mujer se convierten en creencias que no necesitan ser cuestionadas . El vagabundeo de la mujer, apuntado por el doctor Pérez de Herrera, junto a la ostentación de lujo y afeites, tan criticados en la época por multitud de autores—Fray Antonio Marqués, Antonio de Guevara, Malón de Chaide y Quevedo entre otros— se convertirán en motivos de acusación a la mujer. Tales abusos serán aprovechados y explotados por los autores de la picaresca para advertir de los peligros de la mujer cuando ésta se muestra en...

Share