Abstract

Durante la primera mitad del siglo XX surgieron dos formulaciones enigmáticas que han hecho carrera: la idea del barroco americano o de Indias y la idea de América como barroco. Es como si el concepto hubiera adquirido de repente un alto grado de utilidad previamente no disponible. En este ensayo me interesa el modo en que una irrefrenable provocación, una cierta calidad paradójica y una innegable alteridad han sido constitutivas del barroco colonial americano. Esta “utilidad súbita” depende de una capacidad espectral para intimar una relación estrecha entre grandes temas contemporáneos y un momento epistémico colonial, anterior a la Ilustración. Le doy el atributo de espectral porque en sus múltiples manifestaciones el barroco significa siempre el regreso recurrente e impertinente del pasado. Es por eso que los retornos del barroco son más importantes por el valor analítico que ofrecen que por aquello que enuncian, es decir, por su doctrina estética o por su programa político. Esbozo la historia densa y contradictoria de sus recurrentes retornos. Mi intención será apuntar hacia lo que queda velado tras el paso del fantasma, aquello que no le es permitido decir al campo pero que es la razón misma del campo.

pdf