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Reviewed by:
  • Techo y comida dir. by Juan Miguel Del Castillo, and: A cambio de nada dir. by Daniel Guzmán
  • Hugo Pascual Bordón
Del Castillo, Juan Miguel, dir. Techo y comida. Prod. Diversa Audiovisual, 2015. Film.
Guzmán, Daniel,, dir. A cambio de nada. Prod. La Competencia/El Niño, 2015. Film.

La atención mediática conseguida por las películas A cambio de nada y Techo y comida tiene un gran mérito, al tratarse de producciones rodadas con presupuestos modestos y sin subvenciones públicas en plena crisis económica en España, donde el sector del cine está sufriendo enormes dificultades en los últimos años. Daniel Guzmán ha recibido el Premio Goya en 2016 a la mejor dirección novel por A cambio de nada, y Juan Miguel del Castillo ha sido nominado en la misma categoría por Techo y comida.

Guzmán, oriundo de Madrid, y Del Castillo, de Jerez de la Frontera, centran la historia de sus primeros largometrajes en sus ciudades de origen. Las dos películas pertenecen a la temática social, puesto que tienen el ánimo de retratar la vida de personas de clase obrera. El ambiente se representa en ambos casos a través de un tono realista y veraz. A su vez, estas dos producciones presentan diferencias de planteamiento. A cambio de nada aborda la España contemporánea de una manera panorámica, donde prioriza el retrato de la adolescencia al de la sociedad. Así, Guzmán refleja la sociedad española a través de una historia de amistad y superación personal, de reconocido corte autobiográfico. Sin embargo, Techo y comida hace una radiografía más directa de la España de la crisis por medio del relato sobrio de una joven desesperada y sin recursos.

En A cambio de nada, Darío (Miguel Herrán, Premio Goya al mejor actor revelación), un joven de dieciséis años, es expulsado del instituto y se escapa de la casa de su madre. La raíz de su fracaso escolar es la falta de motivación y una familia desestructurada (el personaje del padre lo interpreta Luis Tosar). Al inicio, la película retrata el prototipo de “chico de barrio” de la periferia de Madrid. Junto a su inseparable amigo Luismi, el joven Darío monta en su moto a velocidad punta, hurta objetos de valor en El Corte Inglés y llega a frecuentar—aunque de una manera inocente—los lugares donde se encuentran las prostitutas en la Casa de Campo. Los jóvenes son conscientes de su condición social cuando se visten de punta en blanco para ir a una discoteca de ambiente elitista, en el conocido Teatro Barceló, en donde desentonan con el resto de la gente y protagonizan una trifulca. Además, Darío se pone a trabajar en el taller de su amigo Caralimpia, un hombre mayor con amplio historial delictivo. Entre todo este repertorio de embrollos, el relato recurre a un balance emocional: por azar, Darío se encuentra con Antonia (interpretada por la abuela del director, Antonia Guzmán), una mujer anciana que le dará cobijo y comida en su casa. De esta manera, en A cambio de nada, la crítica social acaba por sucumbir ante un retrato de adolescencia entrañable y nostálgico.

En Techo y comida, Rocío (Natalia de Molina, Premio Goya a la mejor actriz) es una madre soltera de veinticinco años, sin estudios ni trabajo. La película se convierte en una búsqueda impetuosa por conseguir un empleo o una prestación por desempleo que le permita pagar el alquiler y alimentar a su hijo. Se trata de una película de denuncia, acentuando el hecho de que para muchas personas la situación de crisis económica pone en riesgo la mera subsistencia. Jerez de la Frontera (Cádiz) es precisamente una de las ciudades españolas donde la tasa de paro [End Page 158] ha alcanzado niveles más altos. Techo y comida (un título tan directo como la narración, que no deja lugar a metáforas) ofrece...

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