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  • Entre Shakespeare y el teatro del Siglo de Oro:Dos dramaturgias complementarias desde las tablas
  • Esther Fernández and Juan Hernando Vázquez

Resulta lógico que a lo largo del 2016, por motivo del 400 aniversario de la muerte del bardo, sus obras proliferen en los distintos escenarios de la Península Ibérica. Sin embargo, la presencia de Shakespeare en las tablas españolas ha sido una constante desde el siglo XVIII, cuando se llevó por primera vez a escena Hamlet, concretamente en Madrid, en 1772. Si bien, según Thomas Fitzgerald, este primer montaje solo tuvo un total de cinco representaciones en la capital y nunca llegó a Barcelona (590), a partir del siglo XIX, las obras del bardo y, curiosamente también, obras sobre él, empezaron a tener una presencia constante en la península. Incluso en plena posguerra no faltó la presencia de Shakespeare en cada temporada, con títulos como Otelo, Ricardo III, Romeo y Julieta, Macbeth, Sueño de una noche de verano o El mercader de Venecia (Fitzgerald 592). En tiempos más actuales, Keith Gregor apunta cómo en el 2004 alrededor de una docena de obras de Shakespeare estuvieron de gira por la península (1) y, más recientemente, sonados montajes como el de Sergio Peris-Mencheta, Tempestad (2012), el Enrique VIII (2012) de Ernesto Arias y los distintos “Shakespeares” dirigidos por Eduardo Vasco: Hamlet (2004), Noche de Reyes (2012) Otelo (2013) y El mercader de Venecia (2015).

Sin embargo, el objetivo de esta entrevista, más que probar la presencia clave de Shakespeare en la escena española actual ha sido investigar cómo una serie de profesionales con una larga experiencia en teatro clásico español se han enfrentado a los textos del bardo desde la práctica escénica. Hemos querido indagar, por ejemplo, ¿en qué manera el bagaje cultural y profesional [End Page 145] de la dramaturgia del Siglo de Oro enriquece o enturbia al director o al actor al acercarse a Shakespeare desde las tablas? ¿Qué puntos tienen en común desde la práctica escénica el teatro del Siglo de Oro con el isabelino? ¿Cómo estas dos tradiciones teatrales pueden llegar a enriquecer y complementar la formación y experiencia de un director o de un actor? Para responder a estas preguntas, conseguimos a lo largo del 2014 y 2015 una serie de entrevistas con Ernesto Arias, actor que cuenta con una larga trayectoria en teatro clásico español y director de Enrique VIII para el festival internacional Globe to Globe en el 2102, y con Daniel Albadalejo, Arturo Querejeta e Isabel Rodes, todos ellos actores con una larga carrera en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y con una considerable experiencia en Shakespeare, sobre todo en los últimos montajes de la compañía Noviembre a cargo de Eduardo Vasco.

Contrastes

Esther Fernández y Juan Hernado Vázquez (EF/JHV):

Ernesto, ¿crees que las obras de Shakespeare están lo suficientemente difundidas a nivel escénico y artístico en España, o, por el contrario, se le debería representar más en nuestro país?

Ernesto Arias (EA):

Creo que Shakespeare está muy bien difundido a nivel escénico en España. En la cartelera madrileña, por ejemplo, es rara la temporada que no haya uno o varios Shakespeare. Lo que no está suficientemente difundido es el Siglo de Oro fuera de España, aunque sí hay un enorme interés. Ojalá eso pueda ir cambiando y tenga tanta presencia Lope o Calderón en Inglaterra como Shakespeare la tiene aquí.

EF/JHV:

A lo largo de tu carrera, has representado y dirigido obras del Siglo de Oro y del bardo. ¿Te acercas de la misma manera a estas dos dramaturgias cuando ejerces de director y de actor?

EA:

Yo creo que las diferentes maneras de acercamiento—tanto en dirección como en actuación—las marca el texto. Como director, con Shakespeare hay un grado más de libertad porque al tener que traducirlo siempre se puede trabajar en el lenguaje haciendo elecciones que favorezcan la propuesta de dirección. Sin embargo...

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