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  • Propuestas para el análisis de espacio fílmico y dimensión social en los cines de Brasil e Hispanoamérica
  • Isis Sadek

Introducción: ¿Por qué analizar el espacio fílmico?

El filme Diarios de motocicleta de Walter Salles (EEUU) se convirtió  rápidamente en un éxito tras su estreno en el 2004, llegando a ser un clásico entre públicos jóvenes del norte y sur de las Américas. Dada esta avidez por volver sobre el controvertido personaje de Ernesto “Che”  Guevara, puede sorprender que Che, el filme en dos episodios de Stephen Soderbergh (EEUU, 2009), no haya conocido la misma suerte. Aunque en ambos casos el protagonista es retratado a través del espacio fílmico, cada una de estas dos películas usa este aspecto para distintos fines. Si Diarios combina dos géneros establecidos, el road movie y el relato de aprendizaje, para retratar a sus protagonistas mediante su encuentro con las injusticias que darán pie a dos décadas particularmente conflictivas en las ciudades y zonas rurales del continente sudamericano, Che le da pocos anclajes a su público para seguir la trayectoria del protagonista. Al centrarse en las dos Guerras de guerrillas más notorias protagonizadas por Guevara, la que culminó  en el comienzo de la Revolución cubana en 1959 y la boliviana en la que perdería la vida en 1967, la construcción del suspenso en Che produce en el público una sensación de desubicación en el espacio similar a la que conocieron los guerrilleros. En Diarios, en cambio, el espacio fílmico hace participar al público de un doble descubrimiento: por una parte, grandiosos paisajes claramente identificados con lugares (desde las nieves del Sur de Chile hasta las orillas del amazonas, pasando por el desierto de Atacama y las rutas que llevan a la antigua ciudad de Cuzco) comunican visualmente al espectador el poder afectivo de estos lugares sobre los viajeros. Por otra parte, la transformación del joven [End Page 221] estudiante de medicina es expresada a través del espacio fílmico cuando, en una de las secuencias más tensas del filme, cruza a nado un brazo de río que separa a enfermos de lepra de los médicos y enfermeros, para celebrar su cumpleaños con los pacientes.

En ambas “biopics”, se distinguen dos tendencias principales en el funcionamiento del espacio fílmico, pues está  asociado tanto a un tipo de afecto como a la posibilidad de que los personajes y el público adquieran conocimientos específicos.1 Los paisajes de Diarios sirven para (re)producir en el público lo que sintieron los dos personajes al llegar a conocer esta anhelada tierra que hasta entonces definían mediante conocimiento abstracto e ideales. Sin embargo, las imágenes de estos paisajes presentados como naturales no ofrecen el mismo tipo de conocimiento que la realidad humana que llegan a conocer Ernesto y Alberto. Si este último tipo de contacto es abordado en el filme como una experiencia que los cambia, los paisajes son vírgenes, abiertos para que los personajes inscriban en ellos sus propios ideales, incluso en lugares tan cargados de peso histórico como Macchu Picchu. Al enfatizar la importancia del conocimiento del terreno en el éxito o el fracaso de sus personajes, el Che de Soderbergh agudiza el suspenso y tiende a provocar otro tipo de reacción afectiva en el público. Este contraste entre ambos filmes ilustra dos funciones del espacio fílmico: en Diarios funciona para crear un universo diegético coherente al posicionar de manera estable a los personajes y al espectador que sigue sus movimientos. En Che, en cambio, el espacio fílmico opera de manera contraria: para enfatizar las adversidades que enfrentan los personajes, posiciona a los personajes y espectadores de una manera que les hace dudar de su percepción del espacio y cuestionarla.

Este ejemplo demuestra que, al analizar el espacio fílmico, debemos caracterizarlo como mucho más que un trasfondo para el despliegue de la trama. Desde los comienzos del cine, el tratamiento del espacio fílmico ha sido una de...

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