In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

Reviewed by:
  • La condición traductora: sobre los nuevos protagonistas de la literatura latinoamericana by Martín Gaspar
  • Ricardo Gutiérrez-Mouat
Gaspar, Martín. La condición traductora: sobre los nuevos protagonistas de la literatura latinoamericana. Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 2014. 255 pp.

La condición traductora de Martín Gaspar plantea el tema de la traducción en la narrativa latinoamericana contemporánea. El autor identifica un corpus reciente de novelas protagonizadas por traductores y aborda el estudio de algunas de ellas en los capítulos centrales del libro. El capítulo inicial, en cambio, intenta una [End Page 757] genealogía de la traducción en América Latina, que incluye un contrapunto entre Sarmiento y José de Alencar (ambos traductores improvisados del francés, el primero, y del tupí, el segundo), los comentarios de rigor sobre la “aclimatación” de la literatura francesa en el modernismo, referencias a la traducción creativa en vanguardistas como Borges y Haroldo de Campos, y un argumento sobre la importancia de la traducción en el proyecto identitario del Boom. Gaspar comenta específicamente 62/Modelo para armar de Cortázar y “Las dos orillas” de Fuentes, pero implica de modo más general que el cosmopolitismo de los autores del Boom lleva en sí el sello de la traducción, aunque entendida ésta en un sentido amplio como traducción cultural, de códigos literarios provenientes de otras lenguas europeas. (En El jardín de al lado de Donoso, por ejemplo, la mujer del escritor traduce Middlemarch de George Eliot, dato que se puede interpretar como un caso puntual de un fenómeno más generalizado.) Tampoco deberíamos olvidar otros hechos, como la importancia de la industria de la traducción en la difusión de la narrativa latinoamericana a partir del Boom, o el aprendizaje lingüístico de Cortázar en la segunda mitad de los años cuarenta. Así como Sarmiento se encerraba con diccionarios de francés para poder leer en esa lengua, Cortázar aprendió el inglés para traducir a Poe y a Keats, iniciativa que tiene mucho que ver con la apropiación de códigos literarios de la alta cultura como parte de una búsqueda intelectual y estética. Saliéndonos un poco del marco canónico del Boom, Sergio Pitol es otro escritor cuya obra quedaría mutilada si no tuviéramos en cuenta su prolífica actividad de traductor. Y algo parecido se podría decir de Rosario Ferré, aunque al traducir sus propias obras esta escritora puertorriqueña se topó no sólo con la diferencia entre dos lenguas con pocas raíces comunes sino también con la política del colonialismo. En el concepto de Gaspar la traducción es una negociación entre lo propio y lo extraño que desde el siglo XIX ha puesto en liza la originalidad de las culturas latinoamericanas.

Los tres capítulos siguientes—el meollo del libro—están dedicados a ciertas novelas de Alan Pauls, Mario Bellatin, Chico Buarque y João Gilberto Noll en que aparece la figura del traductor. El capítulo sobre El pasado, de Alan Pauls, se centra sobre el motivo de la deuda, que Gaspar liga claramente a la presencia del traductor en la novela mediante una cita textual. El narrador describe al traductor como un personaje obsesionado por su actividad traslaticia, como si los libros escritos en lengua extranjera estuvieran en deuda de alguna manera y le correspondiera al traductor saldarla. Gaspar alude al epígrafe de El pasado, que viene de una novela alemana (Gradiva) muy estimada por Freud, quien le dedicó un estudio analítico. Tal parece que el inédito personaje de Pauls sufre de una compulsión a la repetición, que se manifiesta no sólo en su incesante actividad literaria sino también en la minuciosidad extrema con la cual traduce. Gaspar introduce aquí un antiguo término del discurso traductológico—obscuram diligentiam—que se refiere a la ambición de aclarar el sentido de una traducción pero que exagera tanto el comentario que termina oscureciendo el sentido, como si hubiera que leer...

pdf

Share