Abstract

Despite proposed increases in spending on personnel and equipment for border enforcement, the complex geography of border militarization and the violence it produces require further examination. We take a geographical perspective to determine the role of violence in both its official forms, such as the incarceration and punishments experienced by undocumented migrants, as well as through abuses and violence perpetrated by agents in shaping border and immigration enforcement. By drawing on the Migrant Border Crossing Study (MBCS), which is a unique data source based on 1,110 surveys of a random sample of deportees, as well as research with family members and return migrants in Puebla, Mexico, we provide an innovative and robust account of the geography of violence and migration. Identifying regional variation allows us to see the priorities and strategic use of violence in certain areas as part of enforcement practice. We assert that understanding the role of violence allows us to explain the prevalence of various forms of abuse, as well as the role of abuse in border enforcement strategies, not as a side effect, but as elemental to the current militarized strategies.

Abstract

A pesar de las propuestas para aumentar los gastos en agentes y equipo para la seguridad fronteriza, la geografía compleja de la militarización de la frontera y la violencia que produce son muy pocos entendidos. Tomamos una perspectiva geográfica para entender el papel de la violencia tanto en sus formas oficiales como el encarcelamiento y castigos para migrantes, que los no-oficiales, tales como los abusos y la violencia perpetrada por agentes. Por medio de los datos del Estudio de Migrantes y el Cruce Fronterizo (MBCS por sus siglas en ingles), basado en más que 1,100 encuestas con un muestreo aleatorio de deportados con un equipo binacional en cinco ciudades fronterizos y la Ciudad de México y una investigación con familiares y migrantes que han devuelto a Puebla. proporcionamos una explicación sobre la geografía de violencia y migración. Las diferencias regionales demuestran las prioridades y el uso estratégico de la violencia en ciertas zonas fronterizas. Afirmamos que el entendimiento del papel de la violencia nos permite explicar la prevalencia de varias formas de abuso en las estrategias de control fronteriza. La violencia no es un efecto secundario sino un aspecto central de las prácticas fronterizas militarizadas.

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