Abstract

Partiendo de una lectura del soneto XI de Garcilaso, se intenta mostrar cómo el poeta establece en él una fórmula visual que luego adapta en su primera Elegía y en sus Églogas II y III: el de una ninfa que, apareciendo, alza la cabeza y mueve su cabellera. Esta manifestación del numen del lugar suele remitir a un cambio en el nivel de la enunciación, lo cual otorga a esta fórmula un valor metadiscursivo. Combinada con la Dafne ovidiana recordada por el mismo Garcilaso, esta ninfa se convierte en la Fábula de Polifemo de Góngora en una ninfa fugitiva –según una variación del motivo ya atisbada en la poesía de Garcilaso–. En un tercer momento, se lee la evolución de las evocaciones de esta ninfa renacentista desde la hipótesis formulada en 1893 por Warburg para la interpretación del Nacimiento de Venus y de la Primavera de Botticelli, según la cual la aparición de la ninfa, con los detalles que evocan el movimiento del viento en la cabellera o en los pliegues de las vestiduras, se ha de entender como uso de una fórmula que indica, dentro de la obra de arte, la clara voluntad de imitación de la Antigüedad.

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