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Reviewed by:
  • Habanastation dir. by Ian Padrón
  • Iliana Rosales-Figueroa
Padrón, Ian, dir. Habanastation. Global, 2011. Film.

Habanastation (2011) del director Ian Padrón es una historia, como muchas otras películas sobre La Habana, que recrea las desigualdades socioeconómicas en la isla caribeña, pero que sobresale del resto, por presentar la mirada adolescente de dos chicos de distintos estratos sociales—alto y bajo—mediante una amistad donde se sobreponen los valores humanos y la solidaridad por encima del poder adquisitivo de las personas.

La acción de Habanastation transcurre principalmente en dos zonas de La Habana en el año 2011. La señora Moraima (Blanca Rosa Blanco), su esposo Pepe Arlay (Luis Alberto García) y el hijo de ambos, Mario, conocido como Mayito (Ernesto Escalona), viven en Miramar, una de las principales zonas residenciales de la capital. Al lado opuesto, se encuentra el barrio de ficción La Tinta. Recreado al oeste de la ciudad en el barrio Zamora, este lugar representa una zona peligrosa de bajo nivel económico. Aquí vive Carlos Roque (Andy Fornaris) con su abuela, después de la muerte de su madre y del encierro penal de su padre. Carlos es un adolescente y compañero de clase de Mario. El uso y contraposición de estas dos zonas es una crítica y denuncia contra el fracaso del modelo económico en Cuba. En la película ambas zonas se entremezclan—la [End Page 634] vida de Mario y la de Carlos—cuando Mario se pierde, tras el desfile del primero de mayo, y llega por equivocación al barrio La Tinta, donde encuentra a Carlos, con quien, y a pesar de nunca haber cruzado una sola palabra en la escuela, se ve forzado a entablar una amistad.

En la trama, Mario utiliza la PlayStation como pasatiempo cotidiano. La videoconsola también funciona, al estar aludida en el título de la película Habanastation, como resorte para describir lúdicamente la realidad diaria de muchos niños cubanos. El nombre de Mario hace alusión al famoso personaje de videojuegos, Super Mario, mientras que el nombre de Carlos apunta a uno de los mejores beisbolistas, por su entrega, disciplina y estadística del equipo cubano Los industriales, Carlos Alberto Tabares Padilla, conocido como “El pequeño Tabares”. De esta manera, Mario representa la influencia estadounidense y Carlos, por ser fan del equipo insignia del béisbol cubano y por llevar una camisa con su logotipo, simboliza La Habana. El clímax de la historia se produce cuando los protagonistas hacen un trato: Carlos promete ayudar a Mario, a cambio de jugar con su PlayStation. Tantas peripecias les ocurren a ambos—como el apagón eléctrico por el uso de una piña defectuosa—que les es imposible jugar con la consola. Al estar esta descompuesta, Carlos y Mario deciden jugar al videojuego de la realidad: trabajar juntos para ganar dinero y pagar la compostura de la PlayStation. El claro mensaje de la película es que a través de la solidaridad las desigualdades entre pobres y ricos pueden desaparecer. Este mensaje, a pesar de ser utópico e ingenuo, es posible en la película porque sus protagonistas son adolescentes y porque la relación entre ambos se basa, precisamente, en el juego.

Aparte del trabajo en equipo, otro paralelo de la PlayStation con la realidad se nota cuando la narración pone de relieve el entusiasmo de los protagonistas, quienes, al trabajar por dinero, se divierten como niños, como cuando juegan al fútbol bajo la lluvia o cuando tiran del papalote tras correr por las calles de La Tinta. Mario se comporta como el personaje animado de Super Mario y Carlos toma la posición de jardinero central de Carlos Tabares. Ambos son fuertes, rápidos y capaces de reaccionar eficazmente ante situaciones inesperadas. El discurso narrativo se entreteje así con lo visual imaginario del videojuego. Por su estilo infantil y tono humorístico, el espectador de esta película se ve llamado a identificarse más intensamente con los jóvenes protagonistas.

El efecto positivo de la película es...

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