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  • La vida es sueño. Edición crítica de las dos versiones del auto y de la loa ed. by Fernando Plata Parga
  • Conxita Domènech
Plata Parga, Fernando, ed. La vida es sueño. Edición crítica de las dos versiones del auto y de la loa. Kassel: Reichenberger, 2012. 287 pp.

En la colección de los autos sacramentales de Pedro Calderón de la Barca dirigida por el editor general Ignacio Arellano, faltaba uno de los más conocidos: La vida es sueño. Esta ausencia se solventa con la edición crítica de las dos versiones de este auto—una de 1404 versos publicada por primera vez en 1924, otra de 1943 versos compuesta en 1673 e impresa en 1677—y de la loa, llevada a cabo con gran minuciosidad por Fernando Plata Parga. Más adelante se explicará que en la serie “Autos sacramentales completos” solo se incorporan loas con pruebas irrefutables de que fueron empleadas en la representación del corpus. Como así fue, la loa pudo ser añadida al libro. También en la introducción, el editor del volumen expone sus propósitos: por un lado, dar una breve cuenta del panorama bibliográfico en torno al auto; por otro lado, relacionar las dos versiones entre sí, y además, vincularlas a la comedia homónima.

Ángel Valbuena Prat aseguraba que el auto La vida es sueño recreaba la historia sagrada de la humanidad a partir de tres movimientos: creación, caída y redención. Plata Parga seguirá la misma clasificación de Valbuena Prat y comenzará su análisis con el primer movimiento: la creación. Este movimiento se inicia con la aparición de los cuatro Elementos montados sobre sus respectivos animales, los cuales simbolizan, a la vez, la resurrección: el león, cuyas crías—según los bestiarios—yacían muertas durante tres días hasta que volvían a la vida; el águila, representación de la ascensión de Cristo; el delfín, prefiguración de la muerte y de la resurrección de Cristo; y la salamandra, inmune al fuego y capaz de extinguir las llamas. Los cuatro Elementos luchan por la primacía hasta que Dios les ordena que se dividan para dar paso a la creación. El primer movimiento finaliza con la creación del Hombre por medio del Poder y de los cuatro Elementos. En el segundo movimiento, la Sombra elabora un plan para producir la caída del Hombre y para descarrilar el plan de Dios. El Hombre, con voluntad libre, decidirá no cumplir la ley divina. En el último movimiento—la redención—el Hombre sufrirá las inclemencias de los cuatro Elementos. Sin embargo, estos volverán a favorecer a aquel y le ofrecerán un tributo relacionado con un sacramento: el Agua proporcionará la materia del bautismo; la Tierra, el [End Page 250] pan y el vino; el Aire, las palabras de la transubstanciación; y el Fuego, la llama del amor del Espíritu.

Plata Parga también cita a Alexander A. Parker, quien señalaba que la comedia y el auto tenían poco en común. Al contrario de la clasificación de Valbuena Prat—con la que estaba de acuerdo—el editor se distancia de Parker y encuentra conexiones entre la comedia y el auto, sobre todo, en los personajes: Basilio es el Verbo en el primer auto y el Poder, la Sabiduría y el Amor en el segundo; Astolfo y Estrella son los cuatro Elementos; Segismundo es el Hombre; Clotaldo es la Sabiduría en el primer auto y el Entendimiento en el segundo; Clarín es el Albedrío; Rosaura es la Sombra y Estrella es la Luz. A pesar de que hay semejanzas, el editor no olvida mencionar las diferencias: una de ellas es la desaparición de la intriga amorosa entre Segismundo, Rosaura, Astolfo y Estrella en el auto. Además de las semejanzas y de las diferencias, Plata Parga incorporará otras interpretaciones realizadas del auto: el análisis positivista-decimonónico de Rafael Ginard de la Rosa, las estructuras...

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