Abstract

La crítica en general afirma que en la obra maestra tardía de Lope de Vega, El castigo sin venganza, la figura de Aurora es testigo presencial de la relación física e incestuosa entre Federico y Casandra. También se acepta el hecho de que el testimonio que Aurora da al Marqués de Gonzaga a principios de Acto 3 sea verídico y fehaciente, y que sirva de prueba de la relación sexual e incestuosa entre la pareja. El presente estudio pretende poner en tela de juicio el testimonio y carácter de ella e investigar por qué sería significativo que sea ella quien encuentra en tal situación a la pareja. Si bien se la considera un personaje menor, una simple descubridora de la verdad horrible, y si bien ella queda en los márgenes del análisis de la obra, este artículo propone demostrar que Aurora tiene un papel clave en la trama y que influye en el desenlace trágico. Se argumenta que Aurora no es un testigo fidedigno y, es más, que no es probable que haya visto exactamente lo que dice que ha observado. Al analizar los acontecimientos desde la perspectiva de ella y mediante una discusión del papel de los espejos y la idea del engaño de los ojos, el ensayo muestra que, dada la idea barroca de la ambigüedad anfibológica, no es sorprendente que Aurora se equivoque, ni se puede descartar la posibilidad de que mienta intencionalmente. Se concluye con una discusión de la relación entre Aurora, las tachaduras al final de la pieza y las aparentes dudas de Lope mismo en cuanto a cómo acabar la obra. Lejos de ser un simple títere en la obra, en realidad Aurora es un personaje complejo e independiente que cuenta con sus propios deseos y motivación.

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