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  • Letras arrebatadas: Poesía y química en la transición española by Germán Labrador Méndez
  • Rolando Pérez
Letras arrebatadas: Poesía y química en la transición española Devenir, 2009 por Germán Labrador Méndez

Letras arrebatadas: Poesía y química en la transición española es un estudio enciclopédico, analítico, filosófico y literario, excepcional. Son poco los libros hoy en día de esta magnitud. En las más de quinientas páginas de Letras arrebatadas, Germán Labrador Méndez, profesor de literatura peninsular en la universidad de Princeton, nos presenta un análisis a profundidad de lo que fue la llamada transición española. Pero a diferencia de otros estudios sobre el mismo tema, Labrador Méndez ha seleccionado aquí lo que él llama la “literatura drogada”, de los años 1970-1986; es decir, textos literarios escritos bajo la influencia de las drogas, o influidos por la cultura de las drogas de los años 60 y 70 (como por ejemplo Jonqui de William Burroughs y el rock sicodélico). No se trata de hablar de la droga, dice Labrador Méndez, sino “del discurso de la droga, su representación” (48). Y específicamente de la representación de las drogas en un momento importante en la historia de España. Por lo tanto, “presentar un mapa histórico de las preocupaciones del texto bajo influencia será útil para leer con densidad su actualización transicional” (49), escribe Labrador Méndez, antes de empezar su recorrido histórico del texto drogado. La historia de la literatura de las drogas es parte de la historia de la modernidad; pensemos por un momento en Las confesiones de un comedor de opio de Thomas de Quincey (1820), el poema “Morfina” de Julián del Casal, “El poema del opio” de Francisco Villaespesa, La tienda del herbolario de Valle-Inclán, y muchos otros más. El texto drogado, dice Labrador Méndez, “es un texto de frontera, a caballo entre lo irracional y lo lógico, entre lo real y lo existente, un texto que quiere salir de la historia e instalarse en la utopía” (58); instalarse, podríamos decir, dentro de su propio espacio para aislarse del mundo opresor que yace fuera de la mente. Si la sociedad en la que vivo me oprime política y socialmente, si mi país está arrasando poblaciones enteras en nombre de una democracia ficticia, entonces como decía la cultura hippie estadounidense de los años 60, “tune in (drogarte) and tune out (salirte)”. La palabra “fármaco,” como nos recuerda Labrador Méndez por medio del ensayo de Derrida “La farmacia de Platón,” proviene del griego farmakon, que tenía el doble y contrario sentido de remedio y veneno a la vez. En este ensayo “se parte del Fedro, el diálogo platónico en que parece condenarse la escritura como forma de conocimiento falso, inferior al logos hablado, la palabra oral” (21). Platón temía que la escritura fuera a reemplazar la memoria viva con una memoria congelada o muerta; y la vida de la comunidad, del polis, dependía del diálogo, de la conversación, de la convivencia. Y precisamente esto es lo que ha ocurrido en la modernidad. Como apunta Labrador Méndez, “el poeta moderno se consume en un profundo decaimiento, en una depresión de la energía simbólica, en una pérdida del ‘furor poético’” (30). Y los escritores de la transición, por ejemplo, expresaron su desencanto con las promesas de una democracia jamás cumplida a través de sus textos drogados. “En el llamado ‘discurso oficial’, la transición se presentó como un proceso luminoso, como el tiempo radiante en el cual sus actores supieron ponerse de acuerdo, dialogar, negociar y construir un futuro en el que todos los sectores de la sociedad pudieran reconocerse,” dice Labrador Méndez (65). En realidad, “bajo la fachada discursiva del cambio, lo que se promocionó fue el continuismo más absoluto en las estructuras sociales, políticas y culturales del...

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