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  • Los abismos del cainismo:La sima de José María Merino
  • Stephen D. Gingerich

Cuando José María Merino publicó La sima en 2009, los reseñistas de la novela estuvieron de acuerdo que en ella Merino afirma el cainismo español. Para el crítico anónimo de El Mundo, la novela es “una reflexión sobre la ‘manía fratricida’ de España,” dicho como si se pudiera dar por sentado que tal manía existiera (“La sima”). J. Ernesto Ayala-Dip la llama una “pesquisa” en “el ser español;” según él Merino “subraya ciertos misterios de carácter, patologías históricas rayanas en lo incurable: el odio entre españoles, la intolerancia sempiterna para afrontar diferencias.”1 En una entrevista rodada poco después de la publicación de la novela, Merino parece confirmar esta interpretación, lamentando el “fantasma que nos persigue a los españoles, que es nuestro cainismo” (Merino, “‘La sima’, última novela” s.p.). Pero al llamarlo un “fantasma,” esta afirmación deja ambigua la existencia del cainismo; en efecto, nos debemos preguntar acerca de la modalidad de existencia de un concepto que caracteriza una colectividad como el “pueblo español,” para nombrarla de una forma tradicional. Como un fantasma, la idea de cainismo ocupa un lugar en la imaginación individual y tal vez nacional, pero ese lugar fantasmagórico implica que puede ser una alucinación y también que puede desaparecer. De hecho, Antonio Candau concluye su interpretación de la novela, “El Merino atópico de La sima,” con la afirmación de que en la última [End Page 433] página el narrador rechaza “la tesis sobre la inevitabilidad de una dinámica de enfrentamiento cainita que supera momentos históricos, territorios, alternativas políticas y regionales” (49). Con referencia a la novela anterior de Merino, Candau sugiere que Merino no se encuentra entre los creyentes en el cainismo sino que lo incorpora en una exploración ficticia de la realidad contemporánea, una exploración superior a la historia por ser ficción (46). Para justificar esta interpretación (que Candau caracteriza como mera opinión), hay que recordar primero cómo emergió el concepto del cainismo, la manera en que esta historia se manifiesta en los hechos y diálogos de la novela, y el funcionamiento teórico que Merino atribuye a la literatura. La sima ofrece una oportunidad de reflexión sobre España y los españoles, pero el cuento de fantasmas de Merino desarrolla una ambigüedad con consecuencias precisas para el debate contemporáneo sobre su país. En fin, no ofrece soluciones, sino que, como un mise en abyme o una serie de ellos, pretende sondear y poner a prueba la utilidad de cierta literatura para la vida española.

La novela se presenta como las memorias de Fidel, un estudiante de doctorado en historia. Vuelve a su pueblo natal en los montes de León para encontrar la paz que le permita terminar su tesis doctoral acerca de la primera Guerra Carlista. Sin embargo, el ambiente lo distrae de su tarea; no se despista por entretenimientos frívolos sino por su impulso de especular sobre el pasado histórico español de una forma distinta a la esperable en una tesis académica en el campo específico de la historia, especular sobre un pasado histórico a la vez más amplio y más local que la historia decimonónica. En vez de redactar una tesis universitaria, llena unos cuadernos de reflexiones sobre la historia peninsular y el carácter español en general, y sobre su propia vida como ejemplar de hispanidad. El texto de La sima consiste en los cuadernos que Fidel llena de reflexiones, los cuales se dividen en los diez días de su estancia en el pueblo (ver el índice, 415). En varios momentos, se dirige directamente a personas mayores con quienes mantiene un diálogo imaginario, incluyendo a una psiquiatra que parece haberle sugerido un diario para ordenar sus pensamientos (14–15, 31, 45, 59, 85, 147, para dar unos ejemplos, y en casi todas las páginas de...

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