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Reviewed by:
  • Revolución, restauración y novela ideológica. ‘La novela de Luis’ de S. Villarminio by Ignacio Javier López
  • Jorge Avilés Diz
Ignacio Javier López. Revolución, restauración y novela ideológica. ‘La novela de Luis’ de S. Villarminio. Madrid: Ediciones La Torre, 2012. 276pp.

El último libro de Ignacio Javier López estudia las implicaciones políticas e históricas que provocaron la aparición en España de uno de los géneros literarios menos conocidos del diecinueve español, la llamada novela ideológica. Con ese término, el profesor López se refiere a un reducido corpus de novelas publicadas entre 1875 y 1880 que nacieron como resultado del fracaso de la revolución y que pretenden no tanto dar fe o recrear literariamente esa realidad histórica, sino más bien dar una explicación del fracaso de la misma, constituyendo así lo que Galdós llama la novela española “contemporánea”. Como parte integral del estudio, se recupera también un texto vital (aunque desconocido, aun para los especialistas) dentro de los que forman el corpus de la novela ideológica: La novela de Luis, firmada con el seudónimo de S. Villarminio.

El libro está dividido en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, el profesor López centra sus esfuerzos no tanto en demostrar la existencia de la novela ideológica en sí––“lo cierto es que todos esos autores se guiaron por un propósito análogo en el desarrollo de un género compuesto de obras con características comunes (10)”––, sino los factores históricos y las preocupaciones filosóficas que provocaron su desarrollo. El autor destaca en ese sentido la importante deuda del género con la filosofía krausista, que, consciente del fracaso de la revolución y de su falta de contacto con la realidad histórica del país, encontró en la novela el vehículo perfecto para restablecer ese contacto y comenzar por medio de ella un proceso de educación orientado hacia la modernización de España. Surge así el concepto de “hombre nuevo,” central en la novela ideológica y del que Luis Valdés, protagonista de la novela de Villarminio, es precursor. Se trata de un hombre “ajeno a los errores y vicios heredados de la tradición y de la historia” y que, por contraste, “está formado en el aprecio por las ideas liberadoras del día, guiado por la razón y empeñado en la labor cultural que ha de preparar a los españoles para la sociedad moderna” (49). Ahí radica precisamente la importancia que la filosofía krausista –tomada sin duda de los principios ilustrados– otorgaba a la educación, concebida en todo momento “como un proceso de perfeccionamiento y de mejoramiento personal que no termina, sino que se extiende en el tiempo durando toda la vida del hombre” (63).

La novela de Luis, de escritor anónimo––y que el profesor López atribuye al clérigo sevillano secularizado Francisco José Barnés y Tomás––presenta ya en 1876 la mayor parte de las características que a la postre se iban a conformar en las consideradas grandes novelas del género como Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch o El niño de la bola, por citar algunas: la defensa de una moral religiosa individual frente a la colectiva y ritual, basada en tradiciones adquiridas; el pesimismo, fruto de la convicción de que la falta de preparación intelectual privará al español de beneficiarse de la revolución; la idea de la educación como liberación individual; y el concepto del protagonista como una suerte de héroe enfrentado a una sociedad en la que los valores éticos y morales han sido deturpados. Sin embargo, su importancia radica en su carácter visionario, es decir, en la promulgación de un concepto de España que si bien no iba a ser entendido en su momento, iba a configurar gran parte del discurso de la España liberal [End Page 115] de la segunda República casi medio...

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