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  • De la pantalla al papel: Benjamín Jarnés y el cine
  • María Montoya

Desde la década de los noventa, los estudios de la narrativa española de vanguardia (1923–1936) han dado un nuevo impulso a sus logros más valiosos. Al injusto silencio crítico que tras la Guerra Civil recaía sobre los prosistas de la Generación del 27, se había sumado un largo silencio editorial, perceptible en las escasas reediciones de narraciones representativas de este periodo de nuestra historia literaria. Las recientes antologías de la prosa española de vanguardia, junto a las ediciones individuales de sus piezas más notables, han contribuido no sólo a una valoración de sus presupuestos estéticos sino a acentuar la fascinación que el cine ejerció en sus máximos narradores, tanto en su vertiente creadora como ensayística.

En 1980 C. Brian Morris ya había abordado, en This Loving Darkness. The Cinema and Spanish Writers (1920–1936), el interés de los poetas del 27 por el arte cinematográfico, dejando en un segundo plano el entusiasmo que el cine asimismo despertó entre los novelistas del grupo. En estos últimos años, se ha recalcado la atención que los prosistas de los años veinte prodigaron al nuevo medio artístico y, en especial, la del escritor Benjamín Jarnés (1888–1949), el primer narrador del 27 y uno de sus principales ensayistas.

Robert P. Hershberger aporta, en sus estudios sobre Jarnés y el cine, una sagaz aproximación a las técnicas cinematográficas en las novelas jarnesianas El profesor inútil (1926) y El convidado de papel (1928). Aun así, no se ha subrayado la importancia que el escritor aragonés atribuye a la dimensión social del medio fílmico, ni la estrecha relación que entablan las referencias metaficticias de sus narraciones con las escenas cinematográficas, facetas que examinará con detalle el presente estudio. [End Page 35]

El espectáculo cinematográfico, despreciado en sus inicios por numerosos estetas por su carácter popular y antielitista, constituye, en esencia, un arte de masas. Del protagonismo cada vez mayor de las masas en las distintas esferas de la sociedad contemporánea daría cuenta, entre otros pensadores, José Ortega y Gasset en su célebre libro La rebelión de las masas (1930), definido en un esclarecedor ensayo como “un diagnóstico de la vida pública” (Mermall 52). Este aspecto – la presencia de las multitudes en todos los órdenes de la vida moderna – es precisamente el que revela Jarnés en las secuencias cinematográficas de sus novelas.

Biógrafo, crítico literario y, sobre todo, novelista, Jarnés es la figura más representativa del grupo de prosistas que se aglutina, durante los años veinte, en torno a Revista de Occidente. Colaborador asiduo de la publicación orteguiana, así como de La Gaceta Literaria y del Cineclub Español (Madrid, 1928–1932), el escritor aragonés también formaría parte, en la siguiente década, de G.E.C.I. (Grupo de Escritores Cinematográficos Independientes, 1933–1936) que edita en Cita de ensueños. Figuras del cinema (1936) sus ensayos de estética y crítica cinematográficas.

De las inquietantes imágenes fílmicas, los narradores vanguardistas y, en particular, Francisco Ayala, Antonio Espina y Jarnés, resaltarán tanto su dimensión social – “el cinema y la nueva arquitectura, artes jóvenes, son artes dirigidas a colectividades amplias” – (Ayala 16), como su prodigiosa habilidad para descubrir una realidad inédita ante los ojos del espectador. El sentido cinematográfico del espacio y el tiempo – “que acaso necesite para medirse”, sostiene Espina, “otro reloj distinto del habitual” (40), junto a la capacidad de la sala oscura para despertar el mundo de los sueños serían, por otra parte, motivo de reflexión en los ensayos de este escritor y en los elaborados por Jarnés en Cita de ensueños. Como ha señalado Brigitte Magnien, “el mundo del cine era interpretado como el mundo de los sueños, capacitado para iluminar o revelar el...

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